Columna


Publicidad por nada

JESÚS OLIVERO

06 de mayo de 2016 12:00 AM

Cartagena es el escenario turístico más importante del país, recorrida de forma permanente por visitantes nacionales y extranjeros. Solo por eso, la publicidad aquí debería ser una herramienta para generar ingresos y hacer mejoras, al menos útil para contrarrestar el estrés visual de tanta propaganda. Pero esta actividad en la heroica es un negocio multimillonario, de empresas foráneas y con alta capacidad de generar estrés paisajístico.

La historia detrás de esta locomotora publicitaria es extensa, diversa e ignorada por el distrito. Hace dos meses, el alcalde inauguró el parque para skater en Chambacú. La foto en este diario mostraba a los jóvenes disfrutando del sitio, pero también una columna de concreto sin terminar, con las varillas al cielo. Ese monumento no pasó inadvertido por los contratistas, quienes lo bordearon con un andén redondo. ¿Es posible que el alcalde o algunos de sus secretarios no hayan visto ese elefante antes de la inauguración? Lástima que a nadie le importara ese legado de la administración anterior, parte de una valla que no pudo ser instalada en esa área prohibida, siendo suspendida su construcción. Pero el constructor, es decir, los dueños de la publicidad, la dejaron allí como legado de su poder e intocabilidad. Eso solo ocurre en la Cartagena real, el verdadero Macondo. Algo similar pasa en el túnel de Crespo. Durante muchos años nos aguantamos allí esas múltiples vallas de los colchones. Luego de inaugurado, siguen los estantes erguidos, sin los avisos, pero testigos de que nada se entrega en la ciudad como debe ser.

Ojalá el alcalde revisara las concesiones a estas empresas de publicidad y fijara pautas tributarias de utilidad real. Aunque muchos avisos en la zona turística se usan para información de interés general distrital, no se justifica ponerlos en los jardines o en sitios en donde no tienen función. ¿O es que acaso en la Santander no hay cuatro paraderos en medio de la nada, cuyo único fin es vender servicios publicitarios? Propongo que al menos el 25% de los ingresos totales que reciben esas empresas vayan directo a los ancianatos de la ciudad. 

También podríamos restringir usar los postes eléctricos para esto. Pintemos 20% de todos los postes de azul, y allí sería el único sitio en donde podría ponerse publicidad sin costo. El 20% de amarillo, y quien los use debe pagarle al distrito. Y el 60% restante, de blanco, prohibido para avisos. Así la urbe será más amable, sin tanta basura visual contra nuestros sentidos, que nos obliga subliminalmente a gastarnos en malos productos lo que podríamos ahorrar.

*Profesor

JESÚS OLIVERO*
@joliverov

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