Columna


¿Qué espera el lector del columnista?

AP

10 de enero de 2013 12:00 AM

CRISTO GARCÍA TAPIA

10 de enero de 2013 12:00 AM

Para empezar, digamos que más y menos. Más de todo y menos de todo.
En mi caso, soy lector de columnistas de distintas y heterogéneas publicaciones, a la vez que funjo como oficiante de tal en periódicos y revistas, situación que me permite atender con todo el rigor la especial circunstancia de qué esperar y desear de unos y qué decir a otros. A los lectores.
Como lector, siempre espero que el columnista escriba acerca de cuanto me gusta y atiende mi interés particular, casi que hago fuerza por imponerle que escriba para mí; que conforme yo concibo, pienso y quiero que sean las cosas, sucesos y situaciones que dan lugar a sus opiniones y conceptos, sea el tema del cual se ocupe en su muy particular territorio de opinión.
Incluso, llego en secreto a contrariarme si no coincide conmigo en la valoración, positiva o negativa, del tema, personaje, situación o caso elegido. Y hasta me enardece, cuando se va por la invectiva o el ditirambo sobre personajes y sucesos de actualidad, aquende o allende estos pagos, si no hay concomitancia ideológica, doctrinaria o de principios conmigo.
¡Qué vaina! Que jodidos somos los lectores. Y que difíciles y parecidos. Y que necesarios.
Igual que es el Congreso en las democracias liberales una institución para el control político de los poderes que la conforman, fungen los columnistas como una especie de órgano necesario e imprescindible para el control social del poder y la institucionalidad en las diversas y múltiples formas en las cuales se expresan, ejercen y ejecutan uno y otras.
En no habiendo esos agentes al descubierto en los periódicos y medios que son los columnistas, otro sería el destino de nuestras sociedades en manos y bajo la conducción de quienes detentan el poder público. O el privado que incide en lo colectivo y, en manguala con aquel, deviene en provechosa promiscuidad para quienes unidos por sus lazos se lo arrogan.
Libres del ojo avizor que se abre oportuno y de reproche frente a sus felonías, el de los columnistas, todo sería una permanente y renovada carnicería de lo público; un hurgar incesante en las vísceras del Estado; un chuparse la sangre toda del erario; un hacer deshaciendo interminable; un trueque grotesco de valores y principios; una tómbola sin fin de la corrupción.
Que oficien de vigías; que hagan control social, o algo así, es cuanto los lectores, o una buena cantidad de ellos, esperan de quienes en periódicos, revistas, redes sociales, ofician de columnistas. De ojo social de lo público y lo privado; de sus agentes interventores y agencias recaudadoras en todo el territorio nacional y sus jurisdicciones.
Sí. Recaudadoras de coimas, comisiones, tributos, extorsiones con patente oficial, preclusiones, casa por cárcel, prisión domiciliaria, ascensos, traslados, regalías, etc. Y todo con cargo a las arcas del Estado y en detrimento del bienestar colectivo que demanda agua potable, salud, alcantarillado, educación.
Eso es lo más que esperan los lectores de los columnistas. Y menos poesía, añoranzas del patio, de los abuelos, lo menos, al decir de una lectora.
¡En esas andamos!

*Poeta

elversionista@yahoo.es
@CristoGarciaTap

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