Columna


Que quede claro

MIGUEL YANCES PEÑA

23 de febrero de 2015 12:01 AM

 Decía en escritos anteriores que la situación realmente crítica, y cuya solución es más costosa, es la que se da cuando se presentan lluvias en momentos en que la marea está alta.

Sin embargo esa coincidencia (marea y lluvias) se presenta muy pocos días, hacia finales de año, y la marea luego de algunas horas baja, por lo que las zonas inundadas se escurren hacia los cuerpos de agua. Es sabido que la solución que se anunció por parte de la secretaría de infraestructura no la va a resolver.

La pregunta es si en esos casos se va a tolerar aguas lluvias estancadas por varias horas hasta que la marea baje, o se implementa un sistema de bombeo que lo evite.

La situación es aún peor para las familias que viven al margen de la Ciénaga de la virgen, porque los caños que conducen las aguas lluvias descargan en ella: si la marea esta alta, la ciénaga se desborda inundando amplios sectores urbanos de la zona suroriental que se encuentra en baja mar, mientras que los caños al no tener a donde descargar, se rebosan en su recorrido a través de toda la ciudad.

En la zona suroriental –la más sufrida, porque se inundan las casas- se observa que los vecinos han levantado muros a lado y lado de los canales con lo cual logran mantener en su cauce estos caudales, que así si, descargan a la ciénaga. Pero en algunas calles son tan altos que no les permiten a los vecinos ver al otro lado del caño: son una tapia al puro frente de sus puertas. En otros en los que las paredes no son tan altas, y corren peligro de que los niños se ahoguen, les han colocado como tapas placas de concreto, que finalmente quedan como tubos sobre la vía que la hacen intransitable.

Han sido soluciones artesanales implementadas por los mismos dolientes; feas pero funcionales. Para esa zona no se ve solución distinta a la de rellenar para elevar el nivel de esas tierras que evidentemente son de baja mar, pero han sido a través del tiempo invadidas, urbanizadas y en algunos casos legalizadas.

Y no se alcanza a vislumbrar los costos de esa mega obra, porque implicaría comprar, reubicar, y demoler todo, para luego rellenar y volver a construir con viviendas de un estrato más alto, que haga posible la recuperación de los capitales invertidos; tarea que ni siquiera habrán soñado nuestros dirigentes.

En las zonas perimetrales de la Bahía (no sólo en Bocagrande y Castillo), y de los caños que interconectan los cuerpos de agua, sectores de estratos más altos que la ZSO, la solución de los diques o malecones, y las válvulas en los tubos que descargan las aguas lluvias que se plantea, deja abierta la posibilidad de inundaciones cuando se presente marea alta y lluvias. Que quede claro para evitar las críticas cuando ya todo esté concluido.

*Ingeniero Electrónico, MBA

movilyances@gmail.com

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