Columna


Qué y cómo

DANILO CONTRERAS GUZMÁN

30 de mayo de 2015 12:00 AM

En una democracia ideal prevalecen los programas sobre la fuerza de la “tula” de los candidatos. Un ciudadano debe saber no solo “qué” quiere hacer el aspirante, sino “cómo” lo hará, porque programas de gobierno prefabricados se venden por doquier.
El ciudadano debe tener garantía de que su candidato tiene idea del complejo ejercicio de gobernar. Ese cuento de que “me rodearé de los mejores asesores” es chimbo y causa dolores de cabeza, pues la falta de visión planificadora y conocimiento de gobernar siempre termina en dilapidación de recursos.

En una conferencia sobre Salud, un distinguido experto recalcaba la negligencia de los gobiernos para acceder con proyectos a recursos del Gobierno Nacional y Findeter para infraestructuras en salud. Al escucharlo indagué sobre la pertinencia del empréstito de $250 mil millones al Distrito, de los cuales $100 mil millones fueron a obras en salud, en una contratación calificada de empaquetamiento por concentrarla en pocas manos.

El galeno tuvo la benevolencia de explicarme lo siguiente:
“En salud teníamos 2 alternativas distintas al empréstito, así: …entes como el Distrito de Cartagena pueden estructurar proyectos con metodología MGA, para IPS públicas con proyectos nuevos o usados relativos a la construcción, ampliación, adecuación, remodelación, reforzamiento sísmico estructural de infraestructura física y a la adquisición de equipos biomédicos, tecnológico y mobiliario, con cargo al proyecto de Fortalecimiento nacional mencionado con una cofinanciación de la Nación del 70% (no reembolsables) y 30% del Distrito. Así las cosas, en vez de $100 mil millones que se invierten vía crédito, el Distrito habría podido aportar solo $30 mil millones en este escenario.

“El segundo escenario alude a la financiación de proyectos de esta naturaleza vía Findeter toda vez que existe la disponibilidad de 1 billón de pesos hasta 2018, orientado al sector público y privado...para financiar el 100% de los proyectos en salud, con un plazo de amortización de 12 años, plazo de gracia a capital de 2 años, Tasas de Redescuento de DTF + 2,1%, algo menor de la que negoció el Distrito con la banca privada, en donde la tasa promedio final equivale a DTF + 2,3%, con el añadido de que si se hubiese acudido a esta opción no hubiese tenido justificación la comisión que se pagó a una empresa barranquillera por $2.500 millones.”

Mi ilustrado amigo concluyó con desconsuelo: “El bendito crédito es más oneroso por la pobre gestión pública y la carencia de cultura de proyectos que existe en muchos entes territoriales”.
Si eso es así, es claro que el “pool quillero” que aconseja con frialdad al Alcalde, le indujo a un detrimento patrimonial.

danilocontreras9@hotmail.com

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