Columna


Reflexiones a víctimas

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

21 de abril de 2017 12:00 AM

El 9 de abril ha sido nombrado como el Día de las víctimas, para hacer honor a la memoria y enfrentar el ‘memoricidio’.

Este es el primer año en que el 9 de abril, fecha oficial del Día, según la Ley de Víctimas, se conmemora con un acuerdo de paz ya firmado entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc, en proceso de desmovilización.

El punto 5 del acuerdo es justamente sobre las víctimas y ha sido resaltado como su columna vertebral, pues son más de 8.376.463 de víctimas que han sufrido los efectos devastadores del conflicto armado.

Según fuentes oficiales y ACNUR, en el primer trimestre de 2017 hubo 25 desplazamientos masivos en el país, afectando a aproximadamente 4.700 personas.

El informe especial de riesgo: “Violencia y amenazas contra los líderes sociales y los defensores de derechos humanos”, de la Defensoría del Pueblo, indica que 156 líderes sociales y defensores de derechos humanos han sido asesinados.

Como un homenaje a la población de víctimas, queremos expresar elementos para construir un país en paz con justicia social, porque sin duda todos somos víctimas de los mismos con las mismas.

Hace 69 años, un 9 de abril, las clases dominantes asesinaron a un líder que convocó a la sociedad colombiana a hacer cambios de fondo a favor de las mayorías.

No se puede olvidar magnicidio del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, uno de los más grandes líderes de la historia colombiana y que consideramos vigente hoy en la vida política de Colombia.

Él llamó a interpretar la voluntad del pueblo para llevarlo a constituirse como un poderoso movimiento de masas que derrotara a la oligarquía, mediante el cual los sujetos, en este caso el pueblo, toma decisiones y emprende acciones.

La reforma tributaria, la crisis de la salud, la esencia corrupta de la élite colombiana y la poca participación del pueblo en la toma de decisiones del país, son razones suficientes para un cambio de actitud del pueblo.

No más crímenes de Estado, desmontar el Esmad, desmantelar de una vez por todas el paramilitarismo oficial. Llamamos a la sociedad colombiana a expresar su descontento con las mafias gobernantes, descompuestas y corruptas, consolidando una fuerza política y social organizada que ponga a las élites contra la pared.

Ese es el objetivo de la Colombia de a pie y los sectores medios del país al igual que el de todos los demócratas y patriotas desencantados y los abstencionistas; cambiemos nuestra historia turbia.

 

 

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