Columna


Resistencia civil, ¿contra qué?

MAURICIO CABRERA GALVIS

05 de junio de 2016 12:00 AM

Ante el llamado a la resistencia civil del uribismo cuando puede firmarse un histórico acuerdo con la guerrilla en La Habana, ¿cuáles son los motivos y objetivos? ¿Es resistencia contra qué o quienes? En los argumentos de esa resistencia hay mentiras flagrantes, verdades a medias y contradicciones que ocultan los verdaderos motivos para sabotear el proceso de paz.

Las mentiras serían risibles si no fuera porque, tras la más pura táctica hitleriana, y a fuerza de repetirlas, un buen número de colombianos las cree. Que se entrega el país a las Farc; que la guerrilla cambiará la Constitución; que en La Habana se negocia el modelo económico; que se acabará la propiedad privada y se expropiará la tierra a los agricultores; que se humilla a las Fuerzas Armadas porque las igualan al terrorismo.

La resistencia civil exige renunciar a Santos porque dizque entrega el país a la guerrilla y lo convierte en otra Venezuela. Es delirante pensar que un presidente como Santos, liberal en lo político y neoliberal en lo económico, piense acabar la democracia o cambiar el sistema capitalista.

Afirmar que habrá total impunidad de los guerrilleros o que se les permitirá llegar al Congreso, son verdades a medias que muestran el oportunismo y las contradicciones del expresidente del todo vale. Acabar con el conflicto armado y cambiar las balas por votos sí implica algo de impunidad para la guerrilla, como en todos los procesos de paz del mundo.

Es contradictorio que el expresidente de los falsos positivos se oponga a los acuerdos, cuando fue mayor la impunidad que él ofreció a los paramilitares; mayor la impunidad que busca para sus funcionarios y amigos a quienes ayuda a escapar de la justicia con asilo en otros países; y mayor la impunidad que como senador en los años 90 promovió para el M-19. No quiere exguerrilleros en el Congreso, pero incluyó en la bancada parlamentaria del CD a Everth Bustamente, quien participó en el M-19.

Sería ideal la paz sin impunidad, pero plantear una paz inviable porque exige la rendición incondicional del adversario es lo mismo que decir que se quiere seguir con la guerra, hasta por la fuerza imponer esas condiciones. La resistencia civil es contra la paz: su objetivo no confesado es sabotear el proceso para que no acabe la guerra y siga la confrontación armada hasta la derrota militar de la guerrilla, a pesar de que ha sido imposible en 50 años.

El otro objetivo implícito es la vigencia política del uribismo. Asustar con el fantasma del castrochavismo ya le dio buenos resultados políticos al expresidente mentiroso –como bien lo calificó Cesar Gaviria-, pero no podrá seguir asustando colombianos ahora que Raúl y Obama se abrazaron y el chavismo está en crisis. Si además desaparece la amenaza de “la far”, no habrá fantasmas para polarizar más a la opinión pública y se marchitará el caudillismo mesiánico.

 


 

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