Columna


Rincón de Europa en Brasil

BERNARDO ROMERO PARRA

18 de octubre de 2017 12:00 AM

En visita realizada a varios municipios del Estado de Río Grande del Sur, entre ellos Caxias Do Sul, Flores Da Cunha, Petropolis Nova y Gramado, encontramos unas ciudades que se constituyen en un Rincón de Europa en América, donde los inmigrantes Italianos y alemanes han dado lo mejor de sus capacidades para que la transculturación entre ellos y los pueblos de esta región, en vez de causar perjuicio, sea por el contrario un factor de progreso. Se observan por ejemplo grandes industrias del sector agrícola como las vinícolas y del transporte, como Marco Polo, empresa líder mundial en producir vehículos para los sistemas integrales de movilidad, lo que las constituye en una zona prospera de alta calidad de vida para sus habitantes.

En el encuentro liderado por el empresario de Caxias Do Sul, Luis  Carlos Buratti, a quien le agradecemos su hospitalidad, conocimos un grupo de personas con sentido de pertenencia por las costumbres heredadas de sus antepasados italianos, entre las que destacamos la unión y el respeto a los valores de la familia, de igual forma la fraternidad con que tratan a todas las personas. Luego en recorrido por la ciudad, descubrimos que el clima frío de  las montañas en que se asienta la población es un aliado para sembrar la uva, materia prima para elaborar productos de calidad que generan ingresos por doquier.

En el municipio de Gramado, con 237 Km2 y 35.000 habitantes, nos dio la bienvenida un arco elaborado como réplica de la arquitectura alemana colonial, similar a las construcciones que se levantan en toda esa jurisdicción donde funcionan enormes hoteles, siendo su principal actividad económica el turismo, recibiendo mas de seis millones de visitantes al año. Observamos por donde pasamos que no había basuras, y cuando pisábamos una cebra los conductores paraban, invitándonos a cruzar. Nadie se acercaba al turista a ofrecerle mercancías, se podía transitar libremente por las aceras y en los baños públicos no se cobraba su uso. También notamos con curiosidad que no había policías cuidando a la gente.

Todas estas experiencias nos llevan a reflexionar sobre la situación de nuestra ciudad nativa, Cartagena, que tiene las condiciones para generar un desarrollo socioeconómico sostenible que distribuya riqueza a la población, sin embargo en esta urbe se desprecia a quien trabaja por el bienestar común y se premia al que solo busca su lucro personal.
 

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