Columna


Salvamento de voz

EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ

17 de junio de 2014 12:02 AM

Si el candidato vencido fue el doctor Óscar Zuluaga, le tocaba a él interpretar la partitura de reconocer la victoria del presidente candidato, pero como en el teatro, el papel se repartió a cuatro voces, incluyendo la disidente del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, quien habría preparado el escenario para que el candidato presidencial, doctor Zuluaga, reconociera el  triunfo, a tono con la costumbre republicana, y mientras que la doctora Marta Lucia, jefe de debate, y el vicepresidente Holmes Trujillo, dueños de voces graves y armoniosas, memorizaran las tesis que fueron derrotadas, con énfasis en las que hicieron   referencia a la paz, la cual ponía condiciones a las Farc para que no cometieran actos prohibidos de guerra durante las negociaciones, y el ex presidente Uribe,  se apersonaba de hacer el salvamento de voz, con una encendida diatriba contra la campaña del presidente candidato, a quien le endilgó acciones irregulares de gobierno, por aprovechamiento supuestamente torcido de su investidura, y con fundamento en acusaciones que conocen órganos de control, referentes a la  compraventa de votos y otras modalidades de fraude, todas dirigidas a la deslegitimar la elección presidencial.

Sin embargo, el reconocimiento hecho por el doctor Zuluaga del triunfo del pasado domingo es el que tiene trascendencia jurídica y política; gesto que tranquilizó a la ciudadanía que vivía alta tensión política en todo el país. Porque se hablará de que Colombia hizo el tránsito democrático el pasado domingo de manera normal, esto es, sin traumatismos políticos mayores.

Como escribimos el martes pasado un artículo en este mismo periódico, Las víctimas y la paz, deseamos recabar sobre la importancia de firmar un acuerdo mínimo humanitario entre las partes que representan el Gobierno y la subversión en La Habana, para proseguir las negociaciones bajo la égida de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario, en beneficio del mismo proceso, porque lo aprestigiaría a los ojos del pueblo con miras al referendo a que se someterán finalmente los acuerdos de paz y porque, ¡he aquí lo más importante!, no habría más víctimas de hechos atroces mientras se negocia y sobre cuya exigencia hemos dicho que resulta un imperativo ético incluirla en los trámites de la paz .

¿Escuchará esta vez el Presidente de Colombia, o el nuevo “Juanpa” que nació en Villavicencio, estos respetuosos planteamientos para evitar que durante las negociaciones de paz se cometan actos de lesa humanidad?

PD. La visión humanitaria que en esta columna alabamos del candidato Zuluaga se desnaturalizó al negar el conflicto armado en Colombia. Dicho concepto hace parte ya de nuestro ordenamiento jurídico y no podía desconocerse sin cometer un gran error. ¿una de las causas de la derrota?

edmundolopezg@hotmail.com

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