Columna


Santrich y la coca

RAFAEL NIETO LOAIZA

15 de abril de 2018 12:00 AM

Por grabaciones de la DEA y testimonios de un infiltrado de esa agencia, está probado que entre junio de 2017 y abril de este año Jesús Santrich, representante a la Cámara por la Farc, y Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez, negociaron el envío de diez toneladas de coca a cambio de quince millones de dólares, que recibieron cinco millones como adelanto, y que la captura de Santrich se aceleró porque fue advertido del seguimiento por un policía y se corría el riesgo de dañar toda la operación.

La Farc aseguró que “el proceso de paz se encuentra en su punto más crítico y amenaza ser un verdadero fracaso” y que “la detención hace parte de un plan orquestado por los Estados Unidos con el concurso de la Fiscalía colombiana”. Santos sostuvo que “si cumplido el debido proceso -y con pruebas irrefutables- hay lugar a la extradición por delitos cometidos después de la firma del Acuerdo, no me temblará la mano para autorizarla”. Patricia Linares, presidente de la JEP, confirmó la competencia de ese tribunal para revisar el caso.

La sala de revisión de la JEP tendrá que reconfirmar que los hechos son posteriores a la firma del acuerdo y enviar el caso a la Corte Suprema. La Suprema deberá autorizar la extradición y Santos ejecutarla. Santrich, además, debe perder todos los beneficios pactados en el acuerdo. Como la Farc lo había designado para ocupar una de las cinco curules regaladas en la Cámara, la perderán en aplicación de la “silla vacía”.

Preguntas: ¿de dónde iban a sacar las diez toneladas de coca? Los indicios señalan al “disidente” Gentil Duarte. Eso supondría el vínculo de al menos un comandante de las Farc y el sobrino de otro con las supuestas “disidencias”. Y volver a preguntar si tales “disidencias” no son parte de una estrategia de la Farc para aprovechar todos los beneficios del pacto con Santos y al mismo tiempo las ventajas de mantener un brazo armado vinculado a la criminalidad. Además, es indispensable resolver la duda de si las actividades de Santrich y Marín actuaban a nombre de su organización. ¿Hay otros comandantes de las Farc involucrados?

Por otro lado, ¿y qué pasa con nuestras autoridades judiciales y de inteligencia? ¿Por qué otra vez son los norteamericanos quienes entregan la información? ¿Por qué todo ocurrió en las narices de los escoltas de Santrich? ¿Quizás porque todos son “reinsertados”?  ¿Quién fue el policía traidor que informó a los bandidos de la operación? Gravísimo es que haya filtraciones en operaciones de semejante nivel.

Por último, los hechos son una prueba más de que nos asistía la razón a quienes manifestábamos dudas sobre el pacto con las Farc, a quienes hemos advertido que mientras que vivamos en un mar de coca no cesará la violencia en Colombia, y a quienes sostenemos que la Farc no está cumpliendo con lo acordado.

rafaelnietoloaiza@yahoo.com

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