En la sociedad de la barbarie, hacia donde avanza gran parte de la sociedad colombiana sin excepción, en un peligroso camino sin retorno por cuenta de un Estado corrupto e ineficaz, en manos de quienes, poco o nada, les interesa el futuro de los colombianos, por lo que es necesario que la sociedad tome acciones urgentes.
Cartagena no es la excepción. Su dirigencia política, con valiosas excepciones, solo se han ocupado de sus intereses personales, de patrocinar el desgreño administrativo y de enriquecerse con los impuestos y contribuciones de todos sus habitantes.
Una vez más estás líneas las dedicaré a la inseguridad que ha llegado en nuestra ciudad a extremos incalculables, por cuenta de todas las forma de violencia y delincuencia, que requieren de medidas excepcionales y urgentes.
Del actual estado de cosas, por supuesto, que no hemos de responsabilizar al alcalde Dionisio Vélez, ni al Comandante de la Policía Metropolitana porque hay muchos y muchas responsables, pero sí señalar que en sus manos el problema se sigue agravando.
Este histórico desorden y gigantesca descomposición social avanza a la velocidad de la luz, invade el territorio del Distrito de Cartagena, pero hemos de reclamarles a los principales obligados, políticas extraordinarias, para detener la ola de muertes, lesiones, extorsiones, atracos, riñas, que ya son parte de la cotidianidad.
El estado de los habitantes de Cartagena es de pánico. La Cartagena de hoy solo tiene seguridad en los cuarteles y en exclusivos sectores, porque la ciudadanía está indefensa, por tanto corresponde a las autoridades en general garantizarla, hasta ahora no lo están haciendo.
El tejido social está destruido, los factores socioeconómicos desatendidos por muchas décadas, y estos requieren intervención social, económica, coyuntural y estructural, que implican remover las inequidades sociales y la indiferencia estatal, pero estos asuntos no hacen parte de la agenda pública, si no de la demagogia electoral.
No estamos solicitando fórmulas mágicas ante la complejidad de un problema mayúsculo que se ha salido de las manos del gobierno Distrital, sino, que por fín se adopten las medidas preventivas y correctivas que correspondan para que el Estado de Derecho no siga siendo inoperante e inútil.
En ese orden es preciso atender desde todos los frentes todos los factores generadores de violencia, la pobreza, las inequidades sociales, el desempleo, la drogadicción, el alcoholismo, la disfuncionalidad familiar, la cultura de la violencia, entre otros.
La intervención social y policial es urgente, la presencia integral del gobierno en una sociedad en grave estado de descomposición debe privilegiar la cultura del respeto a la vida, a la integridad personal y a la convivencia.
No es la hora de los anuncios, Alcalde, ni de la publicidad policial, Comandante. Es la hora de la seguridad pública, de la seguridad humana, de unir esfuerzos, de juntar sociedad, gobierno, policía y Estado.
Señor Alcalde, pase del discurso al pleno ejercicio de las políticas públicas, ejerza la comandancia en jefe de la Policía, gestione la seguridad, sin tanto bombo, queremos acciones, resultados, presencia masiva de la seguridad integral, la humana, la de la equidad, la policiva preventiva, en todas partes.
Les propongo, intervención integral en todo el territorio, prioridad, para los estratos 1, 2 y 3, presencia, policial y militar las 24 horas en toda la ciudad, en el diseño estratégico de una política pública eficaz que lo será si es preventiva.
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Profesoralcidesarrieta@hotmail.com.
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