Los buscadores de internet han sido herramientas que transformaron el acceso a la información, que en gran medida lograron encaminarnos a la “democratización” del conocimiento, y digo en gran medida, porque lastimosamente, y en especial en países en vía de desarrollo como Colombia, un alto porcentaje de la población carece de tales medios, lo que, en un mundo caracterizado por ser eminentemente tecnológico, se traduce en el acortamiento o nulidad de oportunidades, pero ese es otro tema, otro problema, con otra tela por cortar.
La Inteligencia Artificial ha sido la base de grandes creaciones actuales, ha cambiado la perspectiva del trabajo, de hacer negocios, de ofrecer servicios, de estudiar, ha apoyado al área de la medicina, el ocio, confort y demás aspectos de la vida del hombre. Ha llevado o está llevando a profesiones tradicionales a un nivel de transformación importante, reduciendo tiempos, costos y excusen la expresión “horas nalga”, ya que se ha evidenciado con el Covid-19, que no es necesario que todos los trabajadores estén calentando su puesto 8 horas o más para hacer su trabajo (con las respetables excepciones y profesiones que si lo requieren). La Inteligencia Artificial, acorta distancias, crea oportunidades, permite entrar en todo un mar de información y oportunidades, eso es claro, lo defiendo y me sirvo de ello y de las nuevas herramientas tecnológicas que ofrece el mundo. Sin embargo, esta es una herramienta creada por el hombre, aprende a caminar de manera similar al hombre y tiene un lado de cuidado como el del hombre.
A estas alturas es común encontrarnos con escenas en las que buscamos cierta información, un libro, un artículo, una tienda, entre otros, y de manera automática nuestras redes y buscadores se alinean para arrojarnos toda una estampida de recomendaciones según nuestras búsquedas recientes, las cuales se asoman en redes como Instagram, Facebook, Netflix, Twitter, así como en otras páginas con espacios publicitarios y/u otras redes.
En algunas ocasiones estoy simplemente revisando mi correo electrónico, leyendo un artículo o buscando información y de repente, a un costado de la página, comparece una cartera o un vestido de todo mi gusto que empieza a contonearse sensualmente con variedades espectaculares, haciéndose irresistible con información de rebajas o las terroristas notificaciones de “últimas unidades disponibles”, que nos impulsan a comprar ya, para no “perder esta última oportunidad”, lo que se asemeja al popular anuncio de “últimos días, no se lo pueden perder” del circo de los hermanos Gasca. Esto es lo que llaman coloquialmente hacerse ver como “la última coca cola del desierto”, nos crean la necesidad de tenerlo, es seducción pura marketiana, y como muchos, me declaro inocentemente culpable de haber caído.
Volviéndonos al camino y alejándonos un poco del animus jocandi, hay que entender que la Inteligencia Artificial se nutre de nuestro comportamiento en redes - sociales o no - aprende y crece con nosotros, nos observa, nos agrupa y en las redes sociales adapta el lenguaje, recomendaciones y contenidos a cada usuario, es algo así como un moderno “gran hermano” que no duerme, mezclado con Samantha de la película “Her”, y por ende, al estudiarnos, podría arrastrarnos por una corriente de sesgos confirmatorios que pueden ser buenos o malos, pero usualmente muy subjetivos, lo cual puede representar ciertos peligros si no contamos con criterios centrados, objetivos y múltiples fuentes de información y confirmación, o peor aún, podríamos ser manipulados por quienes tienen el poder de la información recaudada.
Uno de los peligros, de los sesgos de confirmación vistos usualmente en redes como Facebook, es que, de hallarnos en afinidad con un partido político, con una corriente religiosa u otro aspecto social y económicamente importante (lo cual se deduce de los “likes” y búsquedas), tu red se ajustará para que veas las publicaciones, personas y recomendaciones que aunque no hayas pedido, resulten afines a ello, lo cual y perdonen la reiteración, te lleva a un sesgo de confirmación automático, esto es, selecciona por ti aquello que valide lo que quieres ver o escuchar, sea verdad o no. Esto es, que nutras tu cerebro especial y exclusivamente de selecciones ajustadas a tu propia verdad, a tu burbuja, lo cual en Facebook puede ser claramente “fake news”, incluso puede instigar a la violencia, al odio, entre otros. Así que, tu última fuente de información debería ser Facebook.
Este sendero por el que puede llevarnos la Inteligencia Artificial, y que hemos llamarlo “Confirmation bias” o Sesgo Confirmatorio o sesgo de confirmación, es esa “tendencia a buscar información de manera selectiva, que CONFIRME o reitere lo que pensamos, creemos, decimos, defendemos o simplemente lo que queremos creer, para evitar contradecir nuestras convicciones o creencias propias o simplemente para salir victoriosos en un pleito o desacuerdo, lo cual, ya hacemos en muchas facetas de nuestra humana existencia, y lo que hoy en día, están haciendo las redes por nosotros. Si bien, para muchos casos puede resultar positivo, existen peligros importantes, ya que es un tipo de prejuicio que nos sesga, que reduce la realidad a la propia, a una verdad fraccionada.
Lo que intento advertirles es que no le sirve al mundo, no le sirve a la comunidad y no nos sirve a nosotros mismos, tener una verdad acomodada a cada quien, no sirve que vivamos cada uno en una burbuja que nos aleje de realidades importantes de nuestra sociedad, por ello, debemos buscar distintas fuentes de información, aún la información de aquellos con quienes nos encontramos en desacuerdo, debemos comprobar las fuentes, las páginas mismas, y volviendo a lo jocoso, de vez en cuanto te resultará interesante despistar a Netflix, a la maquina, atreviéndonos a darle oportunidad a otros géneros. Seamos de vez en cuando impredecibles, y veamos el conjunto no solo la fracción.
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