Columna


¡Sí!

EDUARDO VERANO DE LA ROSA

21 de septiembre de 2016 12:00 AM

Después de la tempestad, la calma. El humano es un ser en el tiempo. Y como lo enseña el Eclesiastés, “hay un tiempo para todo”; para todo lo que se hace bajo el cielo; para nacer, morir, plantar, cosechar, matar, sanar, un tiempo para destruir y un tiempo para construir. Todo tiene su tiempo. Lo sabio es identificar correctamente el tiempo y qué hacer en él.

Invito a votar el 2 de octubre por el Sí de manera pública porque soy un convencido de que la paz es necesaria y es el preciso momento de decirle SÍ. Bienvenido el acuerdo entre las Farc y el estado social y democrático de derecho de nuestra nación. Es una invitación por el Sí a someterse a las reglas del Derecho Internacional Humanitario y a terminar la guerra mediante el diálogo.

Soy un hombre de paz. Amo la convivencia y la política. Soy cristiano y católico, y en todo lo que hago el amor al prójimo se manifiesta con intensidad y claridad.
La huella del narrador queda en la narración como las del alfarero en su vasija, enseñaba Walter Benjamín, en “El narrador” e invito a votar por el Sí. Mi profundo y radical amor al otro me enseña que hay que apoyar la paz.

Quienes se desarman y reintegran a la sociedad civil son hombres y mujeres con dignidad humana. No pueden ser instrumentalizados por la política, por el contrario, la política debe considerar y valorar que en este preciso momento renunciaran a la violencia.

No es un tiempo para la muerte, sino para vivir en dignidad, con tolerancia e inclusión. Es tiempo para sembrar el campo de tolerancia.

Dijo el poeta irlandés John Donne: “¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo? Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.

Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de la tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de tus amigos, o la tuya propia. Ninguna persona es una isla en sí mismo, la muerte de cualquier persona me afecta porque me encuentro unido a toda la humanidad (…)”

El poeta agrega no preguntar por quién doblan las campanas, porque doblan por ti, y por cada uno de nosotros.

Para que la guerra no siga alimentado las fuerzas que hacen sonar las campanas que anuncian la muerte, es por lo que invito a votar por el Sí al plebiscito. Votar por el Sí es frenar la escalada de muertes de la guerra; por la vida, la dignidad humana y la tolerancia.

El 2 de octubre tenemos una bella oportunidad para superar el conflicto armado; para el perdón y la paz. Es tiempo de paz, de la dignidad humana, de fortalecer una cultura de tolerancia para el Estado de Derecho, nuestro Estado lo es. Se hace camino a la paz y se abre al votar, en forma masiva, por el Sí. Sí, a pesar de las imperfecciones del acuerdo. Somos humanos, no perfectos, y nuestros actos tampoco. Digamos, Sí, sin miedo.

 

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