Columna


Silencio tropical

JORGE ENRIQUE RUMIÉ

31 de mayo de 2013 12:00 AM

JORGE RUMIÉ

31 de mayo de 2013 12:00 AM

Para muchos, Pedro Pome Rojas es un excéntrico. Para otros un loco. Para el resto de los mortales es un vivo que se inventó una historia para que su mujer lo mantuviera. Lo que sí nadie discute es su inteligencia, que sus amigos le reconocen desde sus años mozos.
El señor Pome Rojas ha vivido en Mompox toda su vida. Y desde hace 30 años tomó una de esas acciones donde la misma sorpresa quedó sorprendida: decidió que no se movería de su hamaca y que pasaría el resto de sus días en silencio, meditando sobre la vida, la muerte y su viceversa.
Lo interesante de la historia es que Pedro Pome viene cumpliendo su sentencia con la misma disciplina y devoción que pueden tener los gallos cuando anuncian la madrugada. El hombre mantiene su silencio irrestricto durante todo el año. No obstante, para cada 5 mayo –a la misma hora– el hombre se permite hablar durante un minuto. “Para desfogar el espíritu”, como aclararía tiempo después.
Como la leyenda de Pome Rojas trascendió las fronteras de Mompox, el 5 de mayo de cada año se convirtió en una fecha turística y hasta filosófica, donde cantidades de espectadores esperan con devoción su mini-reflexión. Con decirles que en la pasada fecha se congregaron unas 40.000 personas frente a su casa. Había tanta gente que el señor Pedro se jaló su mini-discurso con micrófono en mano, y además aprovechó para recordarle a su bella esposa que tenía varios meses sin probar su “mote de queso”.  
A continuación transcribo las palabras exactas de su última mini-alocución:
“Amigos todos, la paz la estamos negociando con unas personas que tienen más de 25 años de estar matando a otras personas con el pretexto de que asumamos un modelo económico que tiene más de 25 años de no existir. ¿Tiene sentido? Bueno…; lo tendría en la medida en que tuviesen 25 años de estar huyendo en la selva. ¿Quién se lee una prensa con 25 años de persecución militar? Bueno…; perdón, también pudo ocurrir que tenían el tiempo disponible para leer el periódico, pero no estaban preparados para entenderlo. Es que para cualquiera puede resultar vergonzoso aceptar que tienes más de 25 años de estar luchando por una revolución que ya no existe. ¿Te imaginas?  25 años desperdiciados por una causa que, piedra a piedra, fue derrumbada con el muro de Berlín. 25 años tratando de explicarle a la gente que se equivocaron y que todo fue una farsa. ¿Será por eso que los diálogos de paz los estamos haciendo en el único país de Occidente que tercamente quiere mantener un modelo con más de 25 años de haber fracasado?”
“Por cierto, ¿y qué estaremos negociando, si lo que ellos querían ya no existe? Yo diría que terminaremos negociando lo mismo que se pudo hacer sin la necesidad de secuestrar o matar a nadie en los últimos 25 años. Es decir, tocó montar una farsa en La Habana para cubrir otra farsa con 25 años de retraso”.

jorgerumie@gmail.com

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