Columna


¿Sostenible o depredado?

DANIEL TORO GONZÁLEZ

29 de diciembre de 2017 12:00 AM

Elon Musk, magnate y gerente de Tesla, una empresa norteamericana fabricante líder de coches eléctricos, levantó ampollas hace pocos días por decir que el transporte público era “incómodo y peligroso”.

Como vendedor de autos, no extraña que Musk defienda que la solución a la movilidad urbana sea el transporte individual de pasajeros, y con ella su visión del futuro contradiga lo que aconsejan urbanistas e investigadores del transporte: que la sostenibilidad de las ciudades dependerá de los sistemas de transporte público masivo.

Por estos días de trancones insufribles, vale la pena revisar lo dicho por Musk. Según el DANE, en 2016 Cartagena fue una de las ciudades colombianas con menor tasa de motorización del país. Tenemos cerca de 117 vehículos / mil habitantes, cantidad baja frente a la de países como Francia, Alemania y Japón, donde hay 600 vehículos / mil habitantes, y de EE.UU., donde llega a 821.

Aunque una tasa baja es deseable, en los últimos 20 años se ve una rápida expansión del parque automotor, debida especialmente al aumento de los ingresos y a tasas de cambio favorables.

Al dividir la población local según su ingreso, se observan tendencias que hacen dudar de un futuro prometedor. Como se espera, la propiedad de automóviles se concentra en el nivel de ingresos más alto: el 10% de la población más rica de Cartagena tiene una tasa de motorización de 625 vehículos / mil habitantes, tan elevada como en Finlandia, Canadá, Japón o Francia. Los ingresos más bajos se comparan con India o Vietnam, con 20 vehículos / mil habitantes. 

En este escenario, la motocicleta representa un modo de transporte homogéneamente distribuido entre los estratos socioeconómicos de Cartagena, mientras que la propiedad de bicicletas está concentrada en personas de baja renta.

Sin embargo, a pesar de las bajas tasas, la congestión vehicular es y seguirá siendo insoportable. Por ello no es difícil predecir cuán sombrío será nuestro futuro si no se toman hoy las medidas adecuadas.

Ante la evidencia del aumento sostenido en los ingresos y la lentitud en la expansión del sistema de transporte público, quienes hoy tienen moto pronto comprarán carro, y a su vez, los dueños de bicicleta serán raudos motorizados, una completa tragedia para la sostenibilidad y la calidad de vida.

Muy probablemente el mañana nos depare una mezcla de estas dos visiones: la razonable de los urbanistas y la depredadora de Musk. ¿En realidad tendremos una ciudad sostenible donde prime el transporte público masivo de pasajeros y un porcentaje de ellos se movilice en vehículos privados autónomos? La clave está en lograr que los pudientes en ascenso ayuden a mantener el primero.

*Decano FEN-UTB

COLUMNA EMPRESARIAL
dtoro@utb.edu.co

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