Columna


¿Sucedería aquí?

RUDOLF HOMMES

13 de noviembre de 2016 12:00 AM

El triunfo de Trump en Estados Unidos y la composición étnica y socioeconómica de la población que votó por él y por Sanders hacen pensar que revivió una nueva forma de populismo en Estados Unidos. Como en otros países, es de izquierda y de derecha.

Trump apeló a este último, que se opone al gobierno federal “grande”, a la interferencia de este gobierno en los asuntos de los estados y al abuso de poder del establecimiento político en Washington D.C. Los dos populismos se oponen a las élites, favorecen el proteccionismo y son enemigos de la globalización. El de derecha excluye a gente de otras razas o culturas, rechaza la inmigración masiva, el aborto, el matrimonio y la adopción gai, y en general las expresiones de tolerancia y libertad que emanan de una concepción liberal de los derechos individuales.

En Colombia, el populismo de derecha fue decisorio en el plebiscito de este año. En una reciente entrevista de la Silla Vacía en asociación con la Fundación Liderazgo y Democracia, dije que en Colombia, “el populismo de derecha apela a las necesidades, a las frustraciones, a los prejuicios de la gente para cumplir fines políticos que tienden a imponer el autoritarismo...” y usa mensajes afines a los valores familiares de una familia tradicional, católica o cristiana, o en defensa de ellos. Esto atrae seguidores y da lugar a simpatías y a lealtades políticas como las que hoy favorecen al Centro Democrático y al ex Procurador Ordóñez, en una versión confesional más extrema, que tienen el apoyo de las iglesias cristianas, incluida la católica.

El populismo de izquierda es el que Petro puso a andar desde la alcaldía de Bogotá y con el que aspira a ser candidato presidencial. Durante su administración tomó muchas decisiones para rebajar las tarifas y algunos impuestos a favor de los más pobres, lo que estuvo bien en algunos casos y se hizo notar, pero pudo conducir a gastos innecesarios y perjudiciales para las finanzas de la ciudad. El concepto de “Bogotá Humana” tiene un atractivo emocional muy fuerte como mensaje político porque incluye a la gente humilde. En la entrevista de la Silla Vacía me refiero a que haberse puesto a favor de los “descamisados” como ministro de un gobierno militar fue lo que le dio un poder gigantesco a Juan Domingo Perón.

También mencioné que en Colombia el clientelismo fue un obstáculo para el auge del populismo, pero que a juicio de James Robinson el uno es tan nocivo como el otro. El populismo puede promover mayor movilidad política y social, sin embargo.

En todo caso llegó a Colombia para quedarse. Algo como lo que ocurrió en los Estados Unidos puede pasar aquí en las próximas elecciones con Petro en la izquierda o en la derecha con Ordóñez, pero más probablemente con Uribe o su proxy. Los demás candidatos tendrán que aprender de ellos para defenderse, generar mensajes, discursos y programas que apelen a valores con carga emocional, humanitaria y de justicia.

 

 

 

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