Columna


Sueño feliz

CARMELO DUEÑAS CASTELL

29 de junio de 2016 12:00 AM

Para 1895 el doctor Holt propuso que se debía dejar llorar al bebé por un período de tiempo antes que los padres fueran a atenderlo. Afortunadamente nuestros padres y abuelos no supieron nada de él.

En 1985 el doctor Ferber describió su método, denominado popularmente Ferberización. En él proponía enseñar a los niños a dormirse por sí mismos dejándolos llorar por un tiempo. La Ferberización se basaba en: actividades y rituales diurnos y nocturnos; dejar al niño en la cama y salir de la habitación; aumentar progresivamente los intervalos de tiempo de respuesta. Afortunadamente, para entonces, yo ya había nacido.

Eduard Estivill, hace unos 20 años, en su libro “duérmete niño”, propuso técnicas para convertir el sueño en un hábito, rutinario y mecánico: el niño debe saber que de día hay luz y ruidos, y que oscuridad y silencio son nocturnos; nunca cantarle, mecerlo en la cuna o en los brazos; no darle palmaditas o caricias; por ningún motivo ponerlo en la cama de los padres; los padres deben mostrar firmeza y seguridad y hablarle unos segundos, lejos de la cama, sin tocar al bebé; al salir apagar la luz y dejar abierta la puerta; si el niño llora hay que permanecer alejados y volver a la habitación con base en una tabla de tiempos. Según Estivill el bebé llora inicialmente pero, en la mayoría de los casos, aprende a dormir solo. La diosa fortuna quiso que muchos no supiéramos nada de esto mientras criábamos hijos haciendo todo lo que estos autores prohibían.

Psiquiatras de Harvard reportaron que no responder ante el llanto del bebé puede producirle irritabilidad, falta de atención, fracaso escolar, inseguridad, timidez, mal carácter y, a largo plazo, estrés postraumático y trastornos de pánico. Además, en los padres favorecería la inseguridad, sentimientos de culpa, frustración, impotencia y cansancio. Por ello proponen que los padres deben mantener sus bebes cerca y consolarlos cuando lloran.

El 29 de junio, un día como hoy, fue declarado Día Mundial del Sueño Feliz, motivado por una campaña pública de centenares de padres preocupados por garantizar el sueño natural y las necesidades de sus hijos. El movimiento busca recopilar datos estadísticos y argumentación científica que valida que todo lo que interfiera con el proceso natural de sueño generará problemas. En conclusión: los niños, nuestro futuro, deben ser atendidos.

Colombia parece aplicar la Ferberización. No de otra forma se entiende dejar llorar a nuestros niños, mientras mueren de hambre y enfermedades fácilmente prevenibles. Por eso mismo gratifican los avances y progresos que día y noche hace el Hospital Infantil Napoleón Franco, un verdadero padre que acude rápidamente a curar y consolar el dolor de los niños de la región, una verdadera Casa del Niño.

*Profesor Universidad de Cartagena
crdc2001@gmail.com
 

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