¿Qué hizo de malo Tomás Arrieta para que los barranquilleros lo sustituyeran en el estadio de la María? Fue de los primeros colombianos en jugar pelota en el exterior y se ufanaban de él. Édgar Rentería, con más charreteras en la MLB, que Arrieta en el Táchira, ahora lo sustituye. Pienso que debió darse el tratamiento de supervivencia aplicado al Municipal y Metropolitano.
En máscara sustituta, llamamos 11 de Noviembre al Ospina Pérez. Este presidente, en el palacio de la Proclamación arengó a la multitud: ¿Estadio o alcantarillado? Nuestros mayores, hinchas de corazón, postergaron el exterminio de toldos, aguas servidas y nació el coloso novembrino. Si para entonces el fervor eran los criollos en lo local, ahora con más razón, la ciudad beisbolera por antonomasia, con hijos bravíos en el béisbol organizado, no merece sustituirle el actual, castraron su parqueadero y clama novedad, acorde con los tiempos modernos.
Pedro de Heredia perdió nombradía. En el templo de los estetas fue sustituido por Adolfo Mejía. Ambos están en una frase del “Quique” Muñoz, siendo que el primero es sonido y el segundo, música: “La música es sonido, pero, no todo sonido es música”. Por su parte, el sandiegano Jaime Morón, con gambetas criollas, también sustituyó al ibérico en el gramado de su ciudad natal.
A Chapundún, 10 años después de nacer como barrio, un sacerdote le sustituyó el nombre por el de su pueblo antioqueño: Fredonia. Y el de Los Caracoles, desde Bogotá el presidente López Michelsen, incómodo por la semejanza con la Cadena Radial, de la que era accionista entonces, quiso sustituirlo por Los Héroes, pero sólo cuajó el tiempo que duró el tijeretazo de la cinta.
Apadriné la boda del querido compadre Rafael Ignacio Mendoza Ayola en la parroquia San Roque, de la Heroica. Allá en el pueblo y en voz alta, como suele hacerlo, de ahí su apodo del “Parlante”, me dijo: “Compadre, será el padrino del primero”. Admití, ni más faltaba; desde niño me premió con su amistad e hicimos la “primaria etílica”, con vino Moscatel los 24 de diciembre.
Dos meses después, el presidente Turbay Ayala nombró de Secretario Privado al villanuevero Manuel Urueta Ayola. El compadre se valió de un amigo común para el recado sustituyente: “Te manda decir Rafa que ya no serás el padrino, designó al Secretario General de la Presidencia, su primo hermano”.
Acepté la sustitución, a la postre una pausa, porque dos décadas después llevé a la pila bautismal a un niño con su nombre: Rafael Ignacio Marrugo Mendoza.
En el atrio, un apodólogo de los tantos de allá, sustituyó el nombre del ahijado; lo rebautizó: “ahí va el Twitter”, libre del pecado original, el nieto del “Parlante”.
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