Columna


Tecnología rural

RUDOLF HOMMES

29 de mayo de 2016 12:00 AM

Después de firmar el acuerdo de paz y de establecer las bases legales y constitucionales para su desarrollo, uno de los grandes problemas del postconflicto será la política agropecuaria. Afortunadamente, la Misión Rural recorrió bastante terreno y puede adaptarse fácilmente para servir de base de un ambicioso programa de desarrollo rural. Habrá que resolver el problema de la tierra.

El país no puede tener enormes extensiones de tierra cultivable y no utilizarla para producir alimentos para el consumo interno y productos exportables porque un senador de izquierda no lo permite, ni de mantener indefinidamente en salmuera programas de promoción de la agricultura campesina y mayor acceso a la tierra porque unos momios opinan equivocadamente que los pequeños productores son improductivos.

La forma más promisoria de progresar allí es desechar los dos puntos de vista y poner al frente del ministerio de Agricultura a alguien dispuesto a fomentar vigorosamente la economía campesina y a enfrentar a los enemigos de la agricultura comercial y a gran escala.

Uno de los grandes problemas que es necesario resolver es el acceso regulado del pequeño productor a mayores extensiones de tierra de buena calidad. Pero esto no basta. Se necesita darles seguridad física y social, educación, asesoría técnica y financiera, crédito, riego, comunicación, comercialización y tecnología.  La agricultura de precisión, por ejemplo, ya está al alcance de los pequeños productores. Para determinar la calidad del suelo, sus nutrientes y el contenido de agua disponen de un radar penetrador de tierra (GPR por sus siglas en inglés). Este radar usa pulsos de energía de una frecuencia de radio de amplio espectro que penetran el suelo y trasmiten información a un monitor que identifica los mejores sitios para sembrar. Hay una máquina que esparce las llamadas cosechas de protección que se usan en agricultura orgánica (cover crop roller) y otra desarrollada por Oregon State University, que calcula el material orgánico que necesita un determinado terreno. En los cultivos modernos se prescinde del arado y se protegen las cosechas con herbicidas pero en la orgánica se recurre a métodos de control biológico.

El mayor progreso se alcanzó en técnicas para tratar el suelo y para cosechar cultivos orgánicos. La finca pequeña ya no es donde se encuentra uno con el pasado. Evolucionó para ser la puerta hacia el futuro de la agricultura orgánica, que mezcla productivamente métodos del pasado con nuevas tecnologías. En Perú se han recuperado métodos arcaicos de producción en los altiplanos andinos combinados con nuevas técnicas en el cultivo de papa y maíz en esas alturas.  La  Universidad de Cornell tiene un programa de aplicaciones en línea para evaluar el proceso y la rentabilidad de sus cosechas. 

Rudolf Hommes

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