Columna


Tic tac…;

CARMELO DUEÑAS CASTELL

11 de octubre de 2017 12:00 AM

Una vez les conté algo parecido: Afrodita, la diosa más hermosa, tenía relaciones nocturnas con Ares. Este último comisionó a Alectrión para que vigilara y lo despertara antes del alba. En una de esas Alectrión se durmió y el chismoso de Helios (el sol) descubrió a los amantes al amanecer y se lo contó a Hefesto, el marido de Afrodita. Ares, furibundo, convirtió a Alectrión en gallo y desde entonces este cumple su castigo de anunciar, con su canto, la aparición del sol todos los días.

En 1729, un francés observó que las hojas de una planta se abrían de día y se cerraban de noche sugiriendo un ritmo diario de origen endógeno. En 1984 tres investigadores aislaron un gen (gen del período), en la mosca de la fruta, que codifica la acumulación de una proteína durante la noche y su degradación en el día con lo cual regula nuestro reloj interno. El ciclo circadiano comprende una serie de cambios físicos y mentales que se presentan cada 24 horas y que, generalmente, derivan de la oscilación entre luz y oscuridad. Este ciclo afecta el sueño, la producción de hormonas, la temperatura corporal y todas las funciones de todos los organismos vivos. Por ello cualquier alteración del sueño puede ocasionar o favorecer la aparición de infecciones, diabetes, hipertensión, obesidad, trastornos mentales, psiquiátricos y una larga lista de enfermedades. Los ciclos circadianos están afectados por cosas como el horario de actividades, comidas, etc. y pueden conformar períodos más cortos o más largos que las 24 horas convencionales. A pesar que Kant decía que el tiempo solo existía por el hombre, el reloj biológico existe en plantas, animales y seres humanos, es muy variable de una especie a otra, es más, cambia de un individuo a otro. Hall, Rosbash y Young, los tres descubridores del gen del período, se ganaron el Nobel de Medicina 2017 por descubrir los mecanismos moleculares que regulan el ritmo circadiano. Por el momento no es posible regular los niveles de las proteínas que controlan el ritmo circadiano pero sí se puede mantener un nivel adecuado si cumplimos un horario de comidas y de sueño. El ciclo circadiano puede manipularse para alargar ese periodo en situaciones especiales como viajes espaciales.

Durante millones de años la rotación de la Tierra ha cambiado, antes los días eran más cortos. Y mientras los relojes de algunas bacterias funcionan a ritmos diferentes, la OMS ha sugerido que el trabajo nocturno es un factor de riesgo de cáncer. Los relojes cambian con el tiempo, pero es un cambio muy lento y se mantienen al día con el giro natural de la Tierra. Sin embargo, el reloj de Cartagena parece detenido en una larga, oscura y eterna noche prolongada por la corrupción rampante, la ineptitud de nuestros dirigentes y nuestra propia incapacidad para escoger bien al gallo que cante anunciando un nuevo amanecer.

*Profesor Universidad de Cartagena.

crdc2001@gmail.com

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