Columna


Todos a una contra el atropello

ALBERTO ABELLO VIVES

11 de junio de 2016 12:00 AM

Cartagena, como Fuenteovejuna en su momento, pide que se haga justicia contra el atropello. Pero, los tiempos cambiaron y nadie piensa tomar la justicia por su mano como en la población castellana. Pasaron siglos. Los Estados nacionales se formaron y se transformaron dotados de organismos de seguimiento, vigilancia, investigación, control y juicio, en caso de ser necesario, para garantizar el cumplimiento de las normas jurídicas y la defensa de los bienes públicos. Por eso ahora la pregunta en las redes sociales, usadas como mecanismo contemporáneo de expresión de inconformidad, es cuál es el papel jugado por los entes de control en la ciudad a raíz de las críticas generalizadas sobre el alto endeudamiento del distrito pactado en la administración anterior y sobre la contratación de obras que de éste se desprendieron.

La Fundación Cívico Social Pro Cartagena (Funcicar), ha hecho públicos los hallazgos sobre las notorias deficiencias de la contratación pública ocurrida con los recursos del crédito, que narran el gran drama distrital del momento, como en sus tiempos dorados lo fue el drama ´Fuenteovejuna’ de Lope de Vega en la literatura española. La Sociedad de Ingenieros, por su parte, ha sido pertinaz en alertar sobre la privilegiada y fragmentada contratación de firmas foráneas que genera suspicacias, conociéndose los vínculos del gobernante con la clase política de Barranquilla.

Es claro que no se trata de la reacción popular contra el ‘derecho de pernada’ medieval, esta vez las redes sociales claman justicia ante la sospecha de un ‘derecho a la mordida’ contemporáneo que pudo haberse generalizado. En los hallazgos la baja calidad y los sobrecostos son lugares comunes y esto alborota las redes.

Pero, ¿qué pasó con los entes de control? El andar lento y torcido de funcionarios en esas instituciones que engordan sus bolsillos no ha dado señas de recto proceder. Así como es necesario investigar a fondo las actuaciones del comendador de ese momento, hacia abajo y hacia el lado, los entes de control y sus directivos deben ser examinados para que no quede tacha de su proceder. Ojalá se revisaran con lupa propiedades, vehículos, ganadería y fondos bancarios propios y de familiares aquí y en Panamá; ojalá se investigara su participación en las pasadas elecciones con dineros públicos y de encontrarse responsables del drama, que se amplíen las celdas de Ternera.

Se necesita transparencia en la administración y los entes de control; y se requiere restablecer la confianza social para que no vuelvan a salir del barrio de las élites y del mundo empresarial, desde donde se dice promover el civismo y la lucha contra la corrupción, jóvenes políticos con sed de enriquecimiento que las dejan mal.

La Fundación Cívico Social Pro Cartagena (Funcicar), ha hecho públicos los hallazgos sobre las notorias deficiencias de la contratación pública (...) 

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