A la mayoría de las sociedades les cuesta trabajo adaptarse a los cambios, más aún cuando estos son estructurales y conllevan a una transformación de los hábitos y costumbres. Sin embargo los cambios son necesarios y en el caso de la movilidad, las tendencias apuntan hacia los sistemas integrados como respuesta a los desafíos que el desarrollo urbanístico y demográfico le plantea a grandes y medianas ciudades del mundo.
Realmente toda innovación está condicionada a revisarla, y que desde lo institucional se apueste por innovar en la movilidad resulta ser sinónimo de progreso, puesto que agilizar el tiempo en que los habitantes se mueven en el territorio sería un indicador de que existe una visión integradora tanto del problema como de las soluciones que se deben plantear al respecto.
Transcaribe es una respuesta acertada a los desafíos que el crecimiento de la ciudad impone. Sin embargo, nada podrá mejorar si no concebimos el sistema como lo que es: Transcaribe es un cambio profundo en las dinámicas de transporte, consumo, y concepción de lo público para todos nuestros ciudadanos.
El funcionamiento de este sistema plantea la necesidad de cambiar muchas cosas en la ciudad. Tres temas resultan importantes para empezar. El primero es el de la educación vial. Si no cambiamos nuestro comportamiento en las vías no habremos hecho nada. El segundo cambio tiene que ver con el sentido de pertenencia. Hay que sentir el sistema como nuestro. Transcaribe es de todos, nos costó a todos y es compromiso de todos que funcione. Y en tercer lugar, pero igual de importante, está la seguridad ciudadana. Hay que pedirle al Gobierno Distrital que coordine con la Fuerza Pública acciones que permitan blindar al sistema de la delincuencia organizada.
Otros desafíos están en el horizonte y tienen que ver con el funcionamiento del sistema en sí. La etapa pedagógica generó inconvenientes para todos, sin embargo, hace poco hice un sondeo desde mis redes sociales para conocer la opinión de los cartageneros. La respuesta mayoritaria fue que la etapa pedagógica no debía suspenderse. Muchas personas anotaron la urgencia de iniciar la chatarrización, pero hablaron también del impacto positivo inmediato del sistema en la vida de los cartageneros.
En un futuro cercano estaremos hablando de menores índices de accidentalidad; de una disminución de las emisiones de gases contaminantes; de mejores indicadores de productividad; del desarrollo de nuevos sectores de la economía local. En fin, de todos los beneficios que trae consigo este sistema.
Yo opino, como muchos cartageneros, que Transcaribe debe seguir.
*Concejal partido ASÍ
clamuro13@gmail.com
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