Transcaribe representa para un cartagenero que a diario debe atravesar la ciudad para llegar a su sitio de trabajo (estación de La Bodeguita - bomba de El Gallo y viceversa) 30 minutos de comodidad. Si lo comparamos con una moto, diría que el sistema es un transporte seguro y si lo hacemos con una buseta, Transcaribe significa ahorro de tiempo, lo que contribuye al mejoramiento de la calidad de vida para ese ciudadano.
Hoy en promedio son 50 mil pasajeros por día (cifra que aumenta en 8 % cada viernes sin moto) los que prefieren Transcaribe antes que la motocicleta, el taxi colectivo u otros medios, demostrando que el sistema realmente responde a las necesidades de la ciudadanía, y que los cartageneros estamos dispuestos a apostar por lo legal.
Sorprende y es grato ver la rápida adaptación con la que estamos respondiendo, teniendo en cuenta que muchos no creían en su implementación, debido a los retrasos en su construcción y entrega. Pero lo que realmente cuenta es que 93 mil cartageneros tienen tarjetas de acceso al sistema, una cifra que refleja confianza.
Sin embargo, no es coherente que mientras tratamos de adecuarnos a una nueva forma de transporte, aún no se tenga certeza de la entrada en funcionamiento del resto de rutas alimentadoras, que no se concrete la firma del contrato para el crédito a Transcaribe-Operador, recursos que condicionan la chatarrización de busetas y buses urbanos, y que además no se observen avances significativos puntuales del patio portal, que presuntamente estará finalizado para agosto.
Por lo anterior, el llamado es al control ciudadano. No seamos solo los “usuarios”, que no nos dé miedo participar, preguntar, sugerir, hacer críticas constructivas, vigilar un patrimonio tangible y colectivo que nos beneficia a todos y proyecta a la ciudad como un destino turístico de clase mundial.
También exhorto a nuestros líderes a seguir aportando al proyecto y realizar un seguimiento minucioso sobre cada una de los procesos, y a todos los entes participantes del SITM a mostrar buena voluntad en la resolución y agilidad de las decisiones, para que se pueda finalizar el proyecto de la mejor manera.
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