Columna


Transcaribe no es progreso

LUIS CARLOS DÍAZ

12 de agosto de 2016 06:54 AM

Hace poco tuvo lugar en Qinhuangdao, China, la primera prueba del TEB-1, un autobús elevado capaz de pasar sobre el tráfico en las calles. Con unos 22 metros de largo, 5 de alto y 8 de ancho, ese enorme vehículo tiene una capacidad de 300 pasajeros. Sin duda, una apuesta importante por la movilidad, pues, al pasar por encima de los autos, el sistema permite reducir los embotellamientos.

Hace varias semanas hubo también un avance en movilidad en Cartagena: comenzó a operar Transcaribe. La expectativa, luego de varios años de espera, se estaba convirtiendo en ansiedad. Hoy, con los buses ya rodando por las calles, los cartageneros podemos gritar “¡por fin!”.

Pero fue curioso leer en una conocida red social un comentario de un amigo que decía “¿Y aquí celebran Transcaribe? ¡Qué bochorno!”, ante la aparición de la noticia del TEB-1 chino. Me pregunté, ¿es vergonzoso progresar en movilidad?

El nuevo sistema integrado de transporte de Cartagena acorta mucho los tiempos de viaje. Ahora es posible ir de Crespo a El Socorro en 35 minutos, un trayecto que antes tomaba casi dos horas. Además, usa buses que son amigables con el medio ambiente, y mejora la comodidad y seguridad de los usuarios, si se compara con los buses tradicionales. Es un sistema integral, pues brinda facilidades a personas con discapacidades físicas. Es, en definitiva, un progreso para la movilidad de los cartageneros.

No obstante, quienes lo critican se apoyan en su costo y tiempo de construcción, y en las incomodidades que causó durante ese proceso. También argumentan que no cubre muchas zonas de la ciudad.

Un balde de agua fría cae sobre estas críticas al observar las preferencias reveladas de los usuarios: es común ver personas en los paraderos, esperando el alimentador de Transcaribe, dejando pasar busetas y microbuses, aun si el tiempo de espera es mayor y su destino, el mismo. El motivo es claro: los pasajeros prefieren Transcaribe pues, aunque deban aguardar y pagar un poco más, su utilidad esperada aumenta al usarlo.

Y, si aumentar la utilidad esperada o el bienestar de los ciudadanos no es parte del progreso, entonces, ¿qué lo es?

Transcaribe no se puede comparar con un TEB-1. La tecnología del bus elevado es más avanzada que la de los articulados cartageneros. Sin embargo, en virtud de lo que Transcaribe nos ofrece, no cabe duda que es un gran avance y una fuente de progreso cívico para la ciudad.

Al final respondí a mi amigo, con algo de ironía, que él tenía razón: Transcaribe no es progreso; mejor regresemos al sistema de busetas tradicional.
 

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