Columna


Transformar el campo

DANILO CONTRERAS GUZMÁN

23 de enero de 2016 12:00 AM

En una conversación sobre la paz, un dirigente de El Carmen de Bolívar pronunció una frase inquietante: “En el futuro, si no atendemos los problemas del campo, los desplazamientos no serán por guerra sino por hambre y sed”. Las noticias de los estragos del Fenómeno de El Niño acreditan la verosimilitud del turbador pronóstico del tertuliano citado.

La sequía impone adoptar una visión distinta sobre el campo y cómo solucionar sus vicisitudes. Veamos el uso del agua en el Distrito de Riego de Maríalabaja, con déficit por el ciclo climático.

Diversos reportes dan cuenta de que el distrito irrigará entre 2000 y 2500 hectáreas menos de cultivos. Desde luego, habrá una drástica reducción de la producción agropecuaria de esta despensa, que afectará la seguridad alimentaria de la población de la zona, habrá desabastecimiento y precios altos en los núcleos urbanos del norte de Bolívar, incluida Cartagena.

El de Maríalabaja es 1 de los escasos 10 distritos que irrigan el 9,2% del área cultivable del país. Construido en los años sesenta, solo tiene capacidad para dar agua a 7.000 de 20.000 hectáreas potenciales, dado su ineficaz manejo y mal mantenimiento de su infraestructura. A lo anterior se suma que el mayor volumen de consumo en el distrito es de la palma de aceite que se privilegia sobre el riego a cultivos de alimentos.

Esta información contrasta con el objetivo fijado por el Ministerio de Agricultura, que propone aumentar en 1 millón las hectáreas sembradas en el país, esto es, pasar de 7 a 8 millones de hectáreas cultivadas al finalizar el cuatrienio. El Ministro Irragorri reconoce la magnitud del reto al asumir que durante los últimos 25 años no hemos podido sobrepasar las 500.000 hectáreas sembradas. Esta disyuntiva obliga a los gobiernos a reflexionar respecto de las estrategias para alcanzar la ambiciosa meta fijada por la cartera de Agricultura y es evidente que entre las muchas causas que han impedido el pleno desarrollo del sector agrícola está el inadecuado manejo del agua en el campo.

La falta de distritos de riego que optimicen el manejo del agua en un país que es potencia hídrica mundial, es causa fundamental para que el sector agropecuario no tenga el desenvolvimiento deseable.

Desde su construcción han sido muy pocas las obras de rehabilitación en el Distrito de Riego de Maríalabaja, por lo que es inaplazable aprovechar la sequía para acometer el mantenimiento de sus infraestructuras y mejorar la eficiencia de su operación. El gobierno departamental se propuso proveer infraestructuras para reactivar el campo y esta es una que se destaca por la función que cumple.

El cambio exige hacer cosas diferentes.

danilocontreras9@hotmail.com

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