Columna


Tras la cortina de humo

RAFAEL NIETO LOAIZA

19 de febrero de 2017 12:00 AM

No tengo duda de que la propuesta del ministro del Interior sobre la reforma política tiene la doble intención de apuntalar su precandidatura presidencial y, al mismo tiempo, distraer a la opinión pública y a los medios de comunicación del caso Odebrecht (O).

Pero no es tiempo de pasar esa página. Voy por orden: no se puede desatar una cacería de brujas. Mucha gente honesta tuvo tratos con O mientras que ella se reputaba como la más grande compañía de ingeniería de América Latina. Esas relaciones legítimas no pueden ensombrecer la reputación de quienes las hayan tenido.

Sin embargo, tienen que caer todos y cada uno de los corruptos, sin excepción, del presidente de la República para abajo, si fuera responsable.

Y ahora, los hechos: no es creíble que O financiara a Óscar Iván Zuluaga (OIZ), el candidato de oposición, y no a la campaña de Santos, presidente en ejercicio y quien debía tomar las decisiones sobre las obras públicas que le interesaban a la compañía. OIZ solo podía ser un eventual seguro por si el presidente candidato perdía. No es creíble que O entregara un millón de dólares a Otto Bula para que se los “regalara” a Andrés Giraldo, el íntimo amigo de Roberto Prieto, gerente de la campaña de Santos. No es creíble que Prieto se reuniera por “coincidencia” con Giraldo inmediatamente después de que éste recibiera la plata. Y no es creíble que la campaña de Santos en el 14 no haya recibido financiación privada, como alegan, cuando además perdió en primera vuelta y los parlamentarios de la coalición de gobierno se quejaban de falta de dinero para aceitar sus maquinarias.

Más hechos: el segundo gobierno de Santos aprobó una adición de 900 mil millones de pesos al contrato de Ruta del Sol 2, donde O era la compañía mayoritaria. Lo hizo sin licitación, a puro dedo. ¿Nada tienen que ver con los 4,5 millones de dólares de O que se escondieron tras un contrato falso con Otto Bula y de los cuales al menos uno fue a parar al íntimo amigo del gerente de la campaña presidencial? Por su lado, el actual secretario privado del presidente Santos, quien además fue director administrativo de su campaña en el 2014, llamó al director de la Agencia Nacional de Infraestructura a presionar la firma del adendo de la ampliación del contrato de Ruta del Sol 2 para O. Y el Banco Agrario aprobó financiación especial a Odebrecht de al menos 120 mil millones de pesos, a tasas irrisorias, después de que los bancos privados se la negaran. Lo hizo en diciembre del 2015, no solo seis meses después de que se desatara el escándalo en Brasil y el presidente de O fuera arrestado, sino cuatro días después de que la Supersociedades declarara a O en quiebra. ¿Todo es una coincidencia? ¿Todo es muy transparente?

Néstor Humberto Martínez está entre la espada y la pared. Pero están en juego la justicia, su reputación y la de la Fiscalía, y sus aspiraciones políticas.

¿Nada tienen que ver con los 4,5 millones de dólares de O que se escondieron tras un contrato falso con Otto Bula y de los cuales al menos uno fue a parar al íntimo amigo del gerente de la campaña presidencial?

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