Columna


Trump y las Farc

RAFAEL NIETO LOAIZA

13 de noviembre de 2016 12:00 AM

Hay quienes comparan el triunfo de Trump con el del Brexit y el de No en Colombia. Siendo muy distintos, tienen elementos en común: por un lado, prueban que el impacto de los medios de comunicación ya no es el que era y que, en cambio, las redes sociales son una alternativa mucho más barata y eficaz de comunicación política. En Estados Unidos, como en Colombia, todos los periódicos y las cadenas de televisión, con la excepción de Fox allá y RCN TV acá, así como la inmensa mayoría de columnistas, estaban del lado de los que terminaron perdiendo.

Por el otro, las encuestas se pifiaron, aunque muchísimo más en Colombia, donde los errores de nuestras encuestadoras fueron enormes. Acá fue tal la presión mediática que identificaba a quienes tenían dudas de fondo sobre el acuerdo como enemigos de la paz que obligaron a muchos a ocultar su intención de voto para no ser estigmatizados.

También hay una creciente participación conservadora como reacción a la avalancha de sectores “progresistas” que, con fichas claves en los sectores judiciales y gubernamentales, imponen sus agendas ideológicas en contravía de la opinión mayoritaria.

Hasta aquí las similitudes. Diferencias hay muchas, pero una merece destacarse: la muy distinta manera en que asumieron su derrota Cameron en Inglaterra, que renunció de inmediato, Hillary, que la aceptó sin matices ni excusas, y Santos, que no ha hecho otra cosa que intentar una y otra vez deslegitimar el triunfo del No y que, después de asomar las orejas, no decide si mostrar el conejo de cuerpo entero o si aceptar a cabalidad su derrota y negociar un nuevo acuerdo.

Lo prueban las muy preocupantes las declaraciones de Yesid Reyes a El País de Madrid, que se aventó a sostener que “hay un consenso entre la delegación de la guerrilla y la del Gobierno para tratar cualquier reforma que no suponga afectar la estructura del acuerdo”. ¿Habrá que recordarle una y otra vez al Gobierno que en el plebiscito se negó aprobar el acuerdo y que hay que hacer uno nuevo? Los voceros del No hemos planteado críticas de fondo a puntos estructurales del acuerdo. Si no se cambian, por muchas alteraciones menores que se hagan, el acuerdo seguirá siendo en lo sustantivo el mismo rechazado en las urnas.

El triunfo de Trump supone una carta nueva frente a las Farc. Más allá de que Santos y su Canciller se hayan equivocado, otra vez, al apostarle de manera pública a Hillary, no hay duda de que la posición de Trump será mucho más dura que la de Obama en relación con el contenido del acuerdo en erradicación forzada de narcocultivos y prohibición de la extradición. El Gobierno tiene ahí un elemento adicional, que se suma al triunfo del No, para presionar a las Farc y conseguir un mejor acuerdo.

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