Recuerdo las palabras incrédulas, en el 2011, de uno de mis compañeros cuando mencionó: "¿y quién dijo que en los montes se puede hacer turismo?"; ello con ocasión de la presentación del proyecto sobre potencial turístico de los Montes de María.
Hoy con el programa de Turismo, Paz y Convivencia, el potencial de las otrora zonas de conflicto está surgiendo para evidenciar toda la belleza escénica de su territorio, gracias a la riqueza natural y cultural que poseen —en parte, resguardado por el conflicto.
Este proyecto es promovido por el Viceministerio de Turismo y participan cuatro experiencias nacionales: Caquetá, Cauca, Bolívar y Vichada, y pretende transformar escenarios de conflicto en territorios de paz a través de la práctica del turismo, brindando opciones a las comunidades locales.
En Bolívar se está trabajando con los Montes de María, subregión que concentra parte de la gran diversidad biológica albergada en el ecosistema de bosque tropical seco, sin mencionar las historias alrededor de la esclavitud, la lucha campesina, los gaiteros de San Jacinto, los antiguos zenúes y la mezcla cultural étnica, traducida en un enorme patrimonio inmaterial que se entreteje a través de un turismo comunitario surgido colectiva y colaborativamente.
Lo anterior ha sido posible gracias a que los montemarianos se han organizado en diversas cooperativas y asociaciones, facilitando la consolidación del modelo de gestión colectivo, cuya oferta turística es diferente y al mismo tiempo complementaria. San Basilio de Palenque se especializa en etnoturismo, San Juan Nepomuceno en ecoturismo, San Jacinto en turismo cultural y El Carmen de Bolívar, en agroturismo.
Pese a la ventaja para la región de su cercanía con un destino maduro como Cartagena, persisten problemas con las vías, sobre todo las terciarias, los servicios básicos y los servicios de apoyo (salud, bancos).
Otro obstáculo al desarrollo turístico de la región es la carencia de operadores turísticos (alojamiento, restaurantes, guías de turismo, transporte especializado), o al menos el desconocimiento de las normas técnicas sectoriales que aseguren una oferta de calidad, pues falta una formación especializada en turismo.
No obstante las dificultades, el turismo se está convirtiendo en motor en medio de la desesperanza y la inequidad, en el que montemarianos se esfuerzan por mostrar sus atractivos turísticos, resurgiendo como un territorio de paz.
Esta loable tarea amerita el apoyo de quienes estamos en Cartagena: turistas, gremios, empresarios turísticos y la academia.
Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB o a sus directivos.
“San Basilio de Palenque se especializa en etnoturismo, San Juan Nepomuceno en ecoturismo, San Jacinto en turismo cultural y El Carmen de Bolívar, en agroturismo”.
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