Columna


Un mundo al revés

SARA MARCELA BOZZI ANDERSON

12 de agosto de 2014 12:02 AM

“Había una vez un lobito bueno, al que maltrataban todos los corderos, y había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado.” En este poema de José Agustín Goytisolo, convertido en canción, y utilizado por docentes que proponen un mundo sin estereotipos, se recoge la imagen de lo que ocurre en el mundo actual y que nos obliga a buscar una nueva narrativa para encontrar “una nueva utopía” que nos conduzca a un mundo pacífico y justo.

Millares de niños centroamericanos, provenientes de pequeños países donde se consume muy poco la cocaína y la marihuana, y donde no se producen estas sustancias, se han visto obligados a encaramarse en “El tren de la muerte” que persigue un sueño inalcanzable para ellos: cruzar la frontera mexicana y reencontrarse con sus familias en el gran país del Norte.

Un presidente afroamericano, considerado en Norteamérica un abusivo por querer resolver los problemas migratorios con celeridad, sin dejarse chantajear de los congresistas republicanos; y un mundial de fútbol en el Brasil, donde el equipo de casa es derrotado 7 a 1 por Alemania. Un presidente “Maduro” obsesionado por la concentración del poder, y un país como Venezuela que auxilia a toda la región, mientras sus ciudadanos pasan hambre y sufren represión.

Aviones que se pierden en el océano sin dejar rastro ni rostros en los países asiáticos, un conflicto milenario que nunca cesa en el Medio Oriente, un presidente Putin que es “amigo” de Occidente para unas cosas, y “enemigo” para muchas otras; un grupo guerrillero que negocia la paz en La Habana, mientras asesina, secuestra y persigue a la población civil; y una presidenta con ideas de izquierda y ropajes de derecha, incapaz de gobernar al “granero” del mundo y a la noble pampa argentina.

No sabemos qué otras cosas tendrán que pasar para darnos cuenta de este “Mundo al Revés”, para encontrar nuevas vías al desarrollo, donde quepamos todos y no haya estereotipos de “buenos y malos”, y de películas donde los vaqueros colonizadores, los que arrasan pueblos en el Oeste, son magníficos y valientes, y los indios, en cambio, representan la maldad y el atraso.

Antes de que los vientos de la “Nueva” Guerra Fría llegue a nuestros hogares, sentémonos a pensar, si a veces, no nos han “echado” el cuento al revés. ¿Será que si cambiamos tantos papeles equivocados, llegarán las historias a un “final feliz”? ¿Será que novelas como “Cien Años de Soledad”, visualizadas desde la “soledad de América Latina”, podrán guiar el rumbo de la humanidad en tantos países lejanos, donde nadie le encuentra sentido a su vida?

Imposible pensar que antes de que “La caperucita roja” y “La cenicienta”, y tantos cuentos infantiles de Andersen y Perrault invadan las mentes infantiles, los niños latinoamericanos nos acostemos tranquilos sin saber que alguna vez existieron “Las sandalias de Chasqui”, las mismas que inventaron el correo en la prehistoria de nuestros pueblos.

*Directora Unicarta
saramarcelabozzi@hotmail.com

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