Columna


Un rayo que no cesa

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

27 de marzo de 2016 12:00 AM

El 18 de marzo J. M. Santos anunció que Colombia no seguirá compareciendo en la CIJ, después de que este organismo se declaró competente para resolver otras dos demandas de Nicaragua, una de las cuales pide mucho más mar territorial del que nos despojó (en 2012 perdimos con Nicaragua 75.000 Kilómetros) y prolongaría, según María Isabel Rueda, el “Territorio continental de Nicaragua hasta una distancia de alrededor de 132 millas de Cartagena” (El Tiempo 20.03) con las resultas de que San Andrés y Providencia quedarían enclavadas en una plataforma continental ajena.

Colombia no puede dejar que su territorio se achique más por la depredación de países “hermanos”, que a la fecha nos han quitado  unos 454.000 Km2  de tierra firme y cantidad parecida de mar territorial. Entre las causas de esta desgracia están: la frivolidad con la que en ocasiones manejamos el territorio nacional, y las guerras civiles que han agobiado a nuestro país.

El presidente Manuel M. Mallarino iba a vender 75 millones de acres (303,500 Km2), casi la cuarta parte de la nación, a 50 centavos por acre, a una compañía francesa.
El 4 de noviembre de 1904, un día después de la “separación” de Panamá, aupada por los estadounidenses, Pedro Nel Ospina visitó al presidente José Manuel Marroquín, quien al verlo le dijo: “Mi querido Pedro Nel, no hay mal que por bien no venga, se separó Panamá, pero tengo el gusto de verlo nuevamente en esta su casa”.

En el  gobierno de Urdaneta Arbeláez (1951-1953), reconocimos la soberanía de Venezuela sobre el archipiélago de Los Monjes, en canje por el guerrillero liberal ‘Cheito’ Velásquez, mediante una simple nota diplomática (22 nov,1952). Lo curioso es que muchos dirigentes políticos de esa época decían que Los Monjes eran “unos peñascos perdidos en el mar”. 

En fin, según un estudio de geógrafos colombianos, desde 1830 perdimos con nuestros “hermanos” suramericanos Venezuela, Brasil, Ecuador y Perú, casi 344.000 Km, y se  le suman los 33.500 Km2 de la Costa Mosquitia (litoral Caribe de Nicaragua); parte de la costa Atlántica costarricense que perdimos en el siglo XIX y la “separación” de Panamá, que nos costó 78.569 Km2.

Otro factor que contribuyó a depredar el territorio colombiano es, según Tirado Mejía y otros historiadores, que muchas veces se ha ideologizado la entrega del territorio, la prueba es que durante la Guerra de los Supremos (1839-1841), tanto el gobierno neogranadino como algunos jefes insurgentes, les ofrecieron cesiones territoriales a Ecuador a cambio de apoyo militar. Ojalá el episodio reciente con la CIJ sirva para que Colombia se espabile contra el despojo territorial que parece un rayo que no cesa.

*Columnista

menrodster@gmail.com

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