Columna


Un trabajo positivo

PEDRO CAVIEDES

09 de mayo de 2015 12:00 AM

Aunque haya cierta preocupación en algunos sectores porque el país se polariza, sobre todo con respecto a la paz, a mi parecer, esto es muy positivo. Así como muy positivo me parece el trabajo del Centro Democrático en este frente.

Entre las características sanas de una democracia, siempre ha estado que exista una oposición al gobierno de turno. Dicha oposición, como la prensa independiente, cuando es tratada desde el principio como un interés genuino por los asuntos del país, y no por cuestiones de beneficio (o enriquecimiento) personal, sirve de veeduría a los gobernantes, y es también la voz de aquellos que no están de acuerdo.

En la elección pasada el gobierno de Juan Manuel Santos, para la segunda vuelta presidencial, logró tener entre sus filas al Polo Democrático, al Partido Liberal, al Partido de la U, a Cambio Radical, y casi a los conservadores, que al final quedaron divididos. ¿Qué control político podía tener entonces un gobierno que aglutinara a todos los partidos?

¿No les parece que en un momento tan delicado para Colombia, en el que se está llevando un proceso que puede determinar el futuro de las próximas generaciones, es importante que se interroguen las cláusulas bajo las que se hace dicho proceso? ¿No les parece que es importante que aquellos que después de tantos años de recibir afrentas de las guerrillas, tengan también su qué decir sobre la justicia que debe aplicársele a estos sujetos?

Inglaterra, una de las democracias más sólidas, tiene por cada ministro del gobierno, un ministro de la oposición, que constantemente lo cuestiona. Venezuela, país al que hoy por hoy llamar democracia es un sacrilegio, tiene un gobierno que no acepta que se le critique, y encarcela a los que alzan su voz, mostrando sus desacuerdos; por no hablar de la barbarie cometida con la prensa, hoy por hoy casi al borde del silencio total.

Nosotros, perdidos en las formas, parece que nos olvidamos del fondo. No es lo mismo contestarle fuerte a un periodista que interrogue, que cerrar un canal de televisión, silenciar una emisora, dejar sin papel a los periódicos, o amenazar con quitar la pauta. No es lo mismo lanzarse a senador después de ser presidente, que seguir atado al mando a la fuerza o con trampa, como el amigo Maduro, el amigo Correa, el amigo Morales, o los amigos Castro, o el difunto Chávez, que solo la muerte lo removió del Palacio de Miraflores.

Yo sí agradezco al Centro Democrático por su labor a través del debate y la crítica al gobierno de turno. Por más altruista que pueda sonar el deseo de la paz, ésta no tiene que ser embutida a un pueblo ciego, que no escuche más que piropos de sus líderes, interesados quizá, en la palabra mágica que abre todas las puertas y todo lo mueve en este país: un contrato.

pedrocaviedes@gmail.com
 

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