Columna


Una apuesta a los valientes

LUIS ALBERTO PERCY

08 de febrero de 2018 09:45 AM

El 4 de febrero se conmemoró el Día Mundial Contra el Cáncer, un día muy especial en el que se hace un reconocimiento a todas esas personas que están luchando en este momento contra la enfermedad. Se reconoce también a todas las que han podido salir adelante y se debe recordar a todos aquellos que la padecieron y que hoy ya no están con nosotros.

También es una fecha para reconocer el incansable trabajo de los equipos médicos que se dedican día a día a luchar contra esta enfermedad. De ellos hacen parte desde luego los oncólogos, los hematooncólogos, los cirujanos, los radioterapeutas y las enfermeras. También las psicólogas y todo el personal de apoyo a cada una de estas especialidades.

Al lado de los pacientes y de los equipos médicos hay que reconocer también el rol que juega la familia en el tratamiento y recuperación de los pacientes. Ellas son un gran apoyo y son el motor que impulsa a muchos pacientes para salir adelante y enfrentar día a día esta dura enfermedad.

En Colombia, el cáncer no sólo es enfrentado por esta valiente triada de pacientes, familias y equipos médicos, también hay una legislación que protege a los pacientes y que los hace una población sujeta de especial atención y protección. Hasta aquí son cuatro los aliados para enfrentar la enfermedad: pacientes, familias, equipo médico y legislación, sin duda un gran grupo dispuesto a jugarse el todo por el todo para vencer el cáncer.

Ellos están en una esquina dispuestos a pelear para salir adelante, en la otra esquina esta la enfermedad con toda su fuerza, sus complicaciones y sus pronósticos. Pareciera que esos deberían ser los actores de esta batalla. Sin embargo, falta un actor que en muchos casos inclina la balanza hacia uno u otro lado: se trata de los aseguradores, los cuales deben proteger y brindar todos los recursos necesarios para que los pacientes tengan las garantías de un tratamiento oportuno, digno y de alta calidad, este tratamiento en muchos casos se cumple con excelentes resultados.

No obstante, en muchos casos el paciente y sus derechos son vulnerados y afectados directamente por el sistema, las autorizaciones a destiempo, la falta de continuidad en los tratamientos y la falta de recursos para garantizar su cuidado. En estos casos donde las circunstancias no actúan de manera sincrónica, las posibilidades de salir adelante disminuyen y es entonces cuando los tratamientos fallan, los pacientes se complican, los costos aumentan y todos los actores, pacientes, familias, equipo médico, legislación y asegurador se ven afectados.

¿Cuánto no cambia el pronóstico de una patología tan compleja como el cáncer con un diagnóstico temprano, un tratamiento oportuno, integral y eficaz y cuánto aporta a la sociedad y a las familias de los enfermos con cáncer un tratamiento que garantice que el paciente salga adelante?
Ni que decir de cuántas vidas se salvarían si las campañas de prevención fueran exitosas, si los colombianos tuviéramos una cultura del autocuidado y de la prevención.

La mezcla de estilos de vida saludable y de hábitos sanos, se sabe desde hace muchos años que previene la aparición de algunos cánceres, sin embargo, muchas personas hacen caso omiso de ello y entran a formar parte de la población susceptible y en riesgo para que aparezca esta enfermedad. Es necesario aumentar la promoción y prevención de la salud, fortalecer la información hacia todos los colombianos y evitar este circulo de no prevención, desarrollo del factor de riesgo y aparición de la enfermedad.

Todos los actores del sistema de salud somos responsables de que la prevención sea exitosa, así como de que los pacientes tengan la oportunidad de un tratamiento efectivo. Ese debe ser nuestro compromiso y a ello debemos apostarle.

 

 

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