No suelo ser irrespetuoso en mis escritos, mordaz tal vez: ustedes juzgan. Pienso que no es necesario irrespetar para controvertir, y hacerlo denota inferioridad intelectual, ausencia de argumentos.
De hecho repudio las caricaturas del humor político en las que se recurre a la vulgaridad o al mal gusto. Pero disfruto, por ejemplo, en las que aparece Santos (el foco de todos los humoristas) cantando, guacharaca en mano, junto a Córdoba, Montenegro, Cepeda, y tres de los cabecillas de las Farc. O las que lo dibujan con una nariz tan larga que hay que anudarla: eso es ingenio, buen humor, inteligencia y capacidad para decir mucho con pocos símbolos.
No obstante muchas veces controvertir con poderosos argumentos; con ejemplos simples que dejan al contrario desnudo, como diría Lucho, es tomado como irrespeto; o como una forma ofensiva de defender un punto de vista. Como si no tener la razón fuera humillación. No, no lo es, como tampoco lo es perder un match de ajedrez. El buen jugador reconoce la derrota, y a veces hasta elogia al contrario. Igual el buen contradictor, debería, si los argumentos son inteligentes y contundentes, aceptar la tesis contraria.
Y esta columna, como lo dice el título, podría ser irrespetuosa, porque ya no encuentro como controvertir a Santos; ni sé si se le pueda controvertir, porque no existen argumentos de su parte, sino actitudes y discursos contradictorios que lo hacen ver, en temas de la máxima transcendentalidad, como un payaso,.
Nadie puede hacer y decir tan alegremente lo contrario de lo que sostuvo en el pasado reciente; y mucho menos si le sirvió para ganarse la confianza y el voto de los colombianos. Eso es simplemente vergonzoso para quien lo hace, e irrespetuoso para el resto de colombianos, que sin necesidad de decir “si quiere se lo firmo en mármol” respetan sus promesas, sus acuerdos, y sus palabras.
¿Será que los acuerdos van a referéndum; si son aprobados, el congresito redactaría el Acto Legislativo y el congreso le daría legalidad? De ser así se salva usted, pero así no le funcionará. Sea serio, coherente y consistente, por favor doctor Santos. Usted nos representa a 48 millones de colombianos.
Me perdona si todo es producto de alguna enfermedad no reconocida aun. Realmente pienso que es incompetencia, que usted no gobierna, que se entregó a otros que lo ponen a decir una cosa hoy y otra mañana, como cambia la música en una fiesta cuando cambian al DJ. Me recuerda lo que le dice Jake Ballard, la máxima autoridad de una organización paraestatal al presidente de los EUA en la serie “Scandal: “Usted está para sonreír y saludar a la gente, lo cosmético; el poder lo manejamos nosotros. ¿Quién lo maneja aquí?
*Ing. Electrónico, MBA
movilyances@gmail.com
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