Unidad latinoamericana

Una de las acciones políticas que hay que abonarle al fallecido presidente de la hermana República Bolivariana de Venezuela, comandante Hugo Rafael Chávez, fue su ardua e incesante labor por la unidad de América Latina, por su verdadera independencia y autodeterminación, por la defensa de nuestra soberanía, recursos naturales y nuestras riquezas, constantemente amenazadas por los invasores, depredadores y violadores internacionales de los Derechos Humanos, el imperialismo norteamericano.
La búsqueda de la unidad, la autonomía y la independencia de Latinoamérica y el Caribe es vista por la potencia imperialista norteamericana como una amenaza para sus intereses, por ello presiona a los gobiernos como el de Colombia, que obedece y aplica al pie de la letra todas las imposiciones provenientes de la Casa Blanca y del Pentágono, de allí que se haya dado el recibimiento y la reunión con el opositor del gobierno de Venezuela, Henrique Capriles, en la Casa de Nariño como si se tratara de un jefe de Estado, lo cual ha ocasionado lógicas y airadas reacciones del gobierno venezolano.
No se puede ocultar que la derecha y ultraderecha latinoamericana y mundial se han confabulado bajo la batuta del imperialismo norteamericano para torpedear y conspirar contra este importante proceso de unidad liderado por el gobierno bolivariano de Venezuela, con la creación de la Alternativa Bolivariana para América, ahora Alianza Bolivariana para América (ALBA), que fomenta proyectos de unidad en América Latina. En este marco se han concretado acuerdos energéticos, económicos, políticos, culturales y sociales. Uno de los principales defensores del proyecto fue el presidente Chávez.
Otros de líderes que han demostrado esfuerzos en pro de la integración regional e internacional y el refuerzo de la integración interna de Latinoamérica y el Caribe en un solo bloque (CELAC) son Cristina Fernández (Argentina), Michelle Bachelet (Chile), Evo Morales (Bolivia), Fidel Castro (Cuba), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Daniel Ortega (Nicaragua), Rafael Correa (Ecuador) y José Mujica (Uruguay).
Este auge de gobiernos progresistas y demócratas en varios países latinoamericanos y del Caribe ha incomodado y molestado al imperialismo norteamericano, de allí que se comente que EE.UU. tiene mucho que ver con los golpes de estado en Honduras y Paraguay, para colocar gobiernos afines e ir debilitando los procesos de unidad.
La búsqueda de esta unidad debe ser apoyada por los trabajadores y los pueblos de América Latina y El Caribe impulsando en nuestros países gobiernos democráticos, patrióticos y populares, rechazando todo proyecto de derecha fascista y guerrerista.

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