Columna


Unidos o hundidos

ORLANDO JOSÉ OLIVEROS ACOSTA

14 de marzo de 2018 12:00 AM

Horas después que la Registraduría Nacional emitiera sus últimos boletines sobre las pasadas elecciones al Congreso y consultas interpartidistas, comenzó a circular por las redes un mensaje de twitter en donde se exigía desesperadamente un diálogo a puerta cerrada con los exponentes más destacados de la ‘izquierda’ y el ‘centro’. El tuit decía: “Propongo encerrar a Petro, Fajardo, Claudia y De la Calle en una casa con pola, ron, bareta y no dejarlos salir hasta que no lleguen a un acuerdo”. Un amigo, que compartió la publicación en su Facebook, agregó: “Yo pongo una caja de frías”.

De inmediato, desde otros flancos cibernéticos, se leían etiquetas que poco a poco iban convirtiéndose en tendencia como un #UnTríoPorColombia (entre De la Calle, Petro y Fajardo) y #NosUnimosONosHundimos. Eran gritos desesperados de miles de personas que claman por un poco de sensatez entre los candidatos más progresistas, eran –y siguen siéndolo– voces preocupadas por el futuro de un país que merece ser gobernado con la sabiduría de la paz y la decencia, no con el pillaje de la corrupción y el tenebroso coscorrón de la guerra.

Después de ver que el Centro Democrático, Cambio Radical, el Partido Conservador y el Partido de U obtuvieron grandes votaciones para Cámara y Senado, después de observar los más de cuatro millones de votos que sacó el candidato Iván Duque en su consulta interpartidista, la gente cuerda –que es más numerosa de lo que se piensa– se ha percatado que si las fuerzas políticas de la ‘izquierda’ y el ‘centro’ no buscan alianzas entre ellas, Colombia quedará servida en bandeja de plata a la ‘derecha’, o peor aún: a la extrema derecha (que no conoce la vergüenza).

Así estamos: nos unimos o nos hundimos. Entre Petro, Fajardo y De la Calle debe acabar la lucha de egos y la vocación mesiánica, sólo así podrá empezarse a armar un acuerdo programático que le permita a cada campaña conservar los puntos más fundamentales de sus propuestas de gobierno. No se trata de quién va a ser el próximo presidente de la República, sino de cómo vamos a construir entre todos un programa de gobierno más justo y respetuoso con la dignidad de los colombianos que pueda ser implementado por el próximo presidente de la República.

Con una colaboración real entre Fajardo, De la Calle y Petro es posible que este sea el año en que el ala más respetuosa e incluyente del espectro ideológico pueda tomarse el poder ejecutivo. De lo contrario, terminará siendo el año en que la arrogancia de los candidatos, su ansiedad por tocar un solo en medio de la orquesta, condenó al país a una nueva era de corrupción y prejuicios.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS