Columna


Universitarios y política

ÓSCAR COLLAZOS

06 de septiembre de 2014 12:02 AM

SAL Y PICANTE

Yo creo que la Universidad cumple con la obligación de enseñar lo que esos jóvenes necesitan para ser libres e instruidos, para vivir en sociedad y hacer parte activa de esta...

Encuentro comprensible el asco o la indiferencia que una mayoría de estudiantes universitarios de Cartagena siente por la política y los políticos. Si se les pregunta, en cambio, por los problemas de su ciudad, señalarán los que los afectan directamente: seguridad, movilidad, educación, vivienda, salud. Esto quiere decir que están fuera de la política pero dentro de la realidad.

¿Cuántos jóvenes cursan estudios superiores en Cartagena? ¿20 mil, 30 mil? Cuando los mayores decimos que la juventud es el futuro, pensamos en ellos, en los que vienen detrás de ellos y en la ciudad que les dejaremos, pero sería bueno invertir las esperanzas y decir que el futuro será el que esos jóvenes, en edad de participar social y políticamente, hagan por la ciudad que le están dejando sus mayores, que no es, precisamente, la mejor de las ciudades.

Conozco jóvenes hipercríticos y lúcidos cuando hablan de la ciudad y de su clase política. Muchas veces he hablado con ellos en épocas preelectorales y he comprobado su disgusto y decepción hacia la llamada clase política. No los bajan de sinvergüenzas, corruptos y bandidos. Han sido testigos, en sus barrios, de la corrupción y la compraventa de votos, conocen los intermediarios, son sus vecinos.

Nunca les pregunté por quiénes pensaban votar, ni siquiera si votarían en las elecciones que se avecinaban. La única intención de esos debates con mis alumnos era recordarles la existencia de unos derechos concebidos para que la gente se construya un mundo más acorde con sus necesidades y expectativas y que, para conseguirlo, se necesita elegir a aquellos que van a responder sincera y honradamente por los intereses de la comunidad.

Tengo que decir que una cantidad grande de los jóvenes que dicen no estar contentos con los políticos y la política no pasan de allí. Sólo una minoría hace buen uso de su derecho a elegir a quienes los representarán en las instituciones públicas. Una gran mayoría se queda en casa, indiferente o estrilando contra el mundo.
Yo creo que la Universidad cumple con la obligación de enseñar lo que esos jóvenes necesitan para ser libres e instruidos, para vivir en sociedad y hacer parte activa de esta en la medida en que se participa en la cosa pública. En las universidades se da el paso del adolescente al adulto y es una ironía macabra constatar que la responsabilidad que tiene el adulto pasa a ser indiferencia y apatía.

Pero algo debe estar pasando para que esos mismos jóvenes se autoexcluyan de la vida pública. Algunos dicen con razón que ellos no tienen la culpa del mundo que les dejaron sus padres. Es cierto. Pero serán culpables por no haber corregido con inteligencia y audacia el mundo y la sociedad que les repugna.

*Escritor
ÓSCAR COLLAZOS*
collazos_oscar@yahoo.es
 

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