Quiero saber si todos los que abogan para que haya terna de las elecciones atípicas para elección de magno título “alcalde”, tan usuales en Cartagena, están convencidos y comprometidos de que vale la pena hacer un gasto tan elevado en el susodicho proceso, ya que con esos dineros se construirían hasta tres barrios y acomodarían a todas esas personas que andan ‘a pata pelada’, como reza el dicho, personas que cada vez más buscan salidas para rellenar su tripita adelgazada por la misma escasez y, que cada vez más, se multiplican como conejos por la falta de orientación sexual y la abundancia de promiscuidad, y entonces engendran seres que al ser arrojados al mundo de lo inhospitalario en todos los sentidos, se preparan cada día en la escuela del ocio hacia los conciertos para delinquir, llámese parche, bonche, clan, grupo, pandilla, mafia, asociaciones.
El panorama es peor de lo que pensamos, sin embargo llegaron las luces y el espíritu navideño enmascara, maquilla y dignifica este estado de miseria, bamboleados por los vientos huracanados e intermitentes, arrasando a su paso toda una estructura de ciudad que perdió su andamiaje. Estas elecciones para rellenar el período en el marco jurídico, de llevarse a cabo, sirven para pensar en serio sobre la problemática de la ciudad y no para madurar la nueva oportunidad de montar en el trono a los mismos “ídolos de barro” que no han hecho más que burlar a los ciudadanos con su alma de piratas, bucaneros o corsarios y otros términos que se me escapan.
El 8 de diciembre, cuando empezó a caer un torrencial aguacero y sus descargas eléctricas, pensé en lo que tenemos encima y como una maldición, un rayo ‘partió’ a dos turistas y aunque nadie tiene la culpa sino la misma naturaleza, esta además nos inundó hasta el cuello. En lo personal no pude asistir a un evento maravilloso de fiesta de la palabra y el arte llamado “Sílaba de agua”, porque eran las 8 PM y donde vivo no bajaba la inundación, que se acrecentó, y no me quedó más remedio que ponerme a llorar y llorar.
Entonces pensé en Venecia, pero esa ciudad está habilitada para subsistir en el agua y tiene su transporte acuático y todo está dado para sobrellevar la arquitectura, en cambio Cartagena se habilita últimamente para todo lo peor, en todos los sentidos y se arriesga la salud y vida de sus habitantes, y la solución no la encuentro. Si es que la hay seguramente será proyectada para 25 o 30 años, como todo aquí. En cada administración, arman y desarman y los contratos pululan en las piñatas. ¿El Gobierno Nacional no puede meter mano?
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