Columna


Venezuela: anomalías e implicaciones

REDACCIÓN COLOMBIA

08 de enero de 2013 12:00 AM

MARTA DE LA VEGA V.

08 de enero de 2013 12:00 AM

Muchos análisis hay sobre la situación política y quiebra del orden jurídico en Venezuela, no solo de ahora, debido al agravamiento inocultable de la enfermedad del Presidente Chávez, sino de antes, por consecutivas decisiones jurídicas que han dislocado o puesto fuera de juego el marco constitucional formalmente vigente, en la práctica pataleado por interpretaciones “legales” sin asidero en la Constitución y por tanto sin legitimidad.
Asombra que hasta ahora todo ocurra sin protestas sonoras ni presiones efectivas de los distintos sectores, como si estuviéramos en una democracia “normal” y contáramos con “instituciones” que funcionan, o como si anduviéramos en un país “feliz”.
De estos hechos, que generan zozobra e incertidumbre insostenibles para la salud de la sociedad venezolana, que padece de una  lógica invertida, de un utilitarismo oportunista con creciente anarquía y pérdida de civilidad, de cortoplacismo o inmediatismo miopes y, cada vez más, de conformismo desesperanzado en unos, de revanchismo o venganza social en otros, fuentes de incontenible violencia e impunidad, los peores son:
1) el manejo de la enfermedad del Presidente, conocida de su propia voz desde junio de 2011, sin detalles que permitieran determinar ni lugar exacto ni avance del tumor, así como el posterior anuncio de su supuesta cura, estrategia de engaño para tranquilizar a la opinión pública frente al reto que implicaba una campaña electoral en vista de su reelección para un nuevo período de gobierno. Tiene en ello grave responsabilidad Hugo Chávez. También sus acólitos en los poderes públicos por el modo como la han encubierto o distorsionado a favor de los planes de permanencia en el poder a cualquier precio, incluso perdiendo su vida, por parte del Presidente, con el propósito tácito de articular y asegurar la sucesión y continuidad de mando.
2) La impuesta enmienda constitucional de reelección indefinida, que agudiza la crisis pues irrespetó el principio democrático de la alternancia, al inicio planteada solo para el Presidente y luego, por los masivos reclamos de los funcionarios afectados, para todo cargo de elección popular.
La expectación ante la inminente pero improbable toma de posesión presidencial se justifica por el vacío de poder constitucional al irrespetar los mandatos de ley para la designación de presidente encargado en ausencia temporal y el temor a lo que pueda pasar en caso de vacante absoluta, dada la usual interpretación acomodaticia de la Constitución para favorecer al régimen.
3) Agrava el panorama la intrusión ilegal de funcionarios cubanos en altas esferas del gobierno nacional y la intromisión de fuerzas militares de ese país en asuntos estratégicos y de soberanía del Estado venezolano.
Es terrible que triunfen la sumisión del pueblo y la renuncia a su dignidad, vuelto mendicante, pasivo y dependiente para sobrevivir, envilecido y corrompido por el prolongado clientelismo efectista y demagógico, hoy, populismo de cuño militar, por miedo a perder los mendrugos del Estado usurpado por el actual gobierno; que prevalezca el miedo de funcionarios a perder los empleos por coacción económica del Estado, el mayor empleador; que gane la ceguera en un país con instituciones desmoronadas por el personalismo y la autocracia sin disimulo de un régimen basado en la sola palabra del Presidente para hacer efectivas sus acciones de Estado. Pero es posible si callamos.

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