Columna


Voto y paz ya

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

14 de octubre de 2016 12:00 AM

Venimos cargando un lastre de apatía política de dos siglos y ha llegado el momento de soltarlo y darle un giro a nuestro presente.
Tenemos un país en el que su población se interesa más por un partido de fútbol, que por su propia suerte política.

Está claro que el voto obligatorio requiere una reforma constitucional y su reglamentar los mecanismos de participación ciudadana como los referendos, consultas, revocatoria de mandatos, etc. Establecer el voto obligatorio en su exposición de motivo, busca fortalecer la participación y el compromiso ciudadano en el proceso electoral y el desarrollo político de nuestra sociedad.

En Colombia no hay cultura política, es necesario incluir en la coyuntura esa posibilidad para acabar con tanto abstencionismo en las elecciones del país. Se debe ampliar la Democracia, reformando la justicia, algunas instituciones sin micos, en materia de la salud, la educación y los defectos subsistentes del sistema electoral. La imposibilidad de disminuir la abstención electoral hace reanudar en la opinión pública la discusión sobre la necesidad de establecer la obligatoriedad del voto.

Se debe garantizar la libertad de conciencia, para que el sufragante no sea víctima a través de un incentivo económico o material, o coaccionado a votar por los politiqueros. Sí algo es antidemocrático hoy, son los gobiernos de las minorías y no de las mayorías.
Con la aprobación del voto obligatorio podría ocurrir que se configurara de verdad en Colombia el estado pluricultural con los movimientos indígenas, de afrodescendientes, el campesinado, los movimientos sociales. Tendrían la oportunidad de ser competitivos sin invertir millonarios capitales en logística electoral y compra de conciencias.

Necesitamos que implementar un sistema de transporte gratuito que traslade a los votantes a las cabeceras municipales. Pero, sin lograr la paz continuará defectuosa la vida democrática porque la guerra interna y las otras violencias no dejan funcionar el derecho.

Si el voto obligatorio no va acompañado de reformas sociales profundas, todo seguirá igual. Por eso el decir de que “quien no vota no debería tener derecho a quejarse”, se vuelve cada vez más popular.

Reafirmamos nuestro compromiso con el proceso de paz y la solución política negociada del conflicto armado, tanto con las Farc y el ELN, para que se desarrolle en el sentido de poderse resolver satisfactoriamente.

Seguiremos desarrollando acciones y actividades y movilización social y política para reclamar el cese del conflicto armado en Colombia y a eso seguiremos dedicando nuestros esfuerzos.

Exigimos cumplir y desarrollar los acuerdos de paz ya.
*CUT BOLÍVAR

COLUMNA SINDICAL
GIL FALCÓN PRASCA*
cutbolivar@gmail.com

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