Columna


Y las obras siguen fallando

JAIME BONET

03 de julio de 2016 12:00 AM

Cartagena tiene una lista larga de obras de infraestructura que deben emprenderse si quiere ser una ciudad sostenible y viable en el mediano plazo. El pasado cartagenero lleno de obras fallidas no permite ser muy optimista de la capacidad local para implementar proyectos de gran envergadura. No es solo falta de recursos, como se argumenta, sino que no se ve una capacidad de gestión local de proyectos que permita enfrentar con éxito los retos de infraestructura.

Muchas veces la razón de los fracasos recae en la usual sospechosa: la corrupción local. Sin embargo, y quizá en contravía de la opinión de muchos locales, considero que el origen del problema no debe limitarse solo a que la ciudad está plagada de corruptos. Algunas de las obras fallidas han sido puestas en marcha por el sector privado o por estamentos del gobierno nacional e igual fracasaron. Pareciese que las fallas de ingeniería fueran propias de la ciudad sin importar el órgano ejecutor de los proyectos. Quizá valdría la pena que los colegas ingenieros presentaran su visión de esta problemática.

Mi memoria de obras fallidas en Cartagena se remonta a la caída del recién inaugurado Puente Heredia en 1995. A partir de allí recuerdo varios fracasos: el emisario submarino, la mala calidad de algunos escenarios deportivos de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, el sistema Transcaribe, el edificio de La Escollera, la modernización de Reficar, el paseo peatonal de Bocagrande, y, por último, las fallas detectadas en algunas de las obras del crédito de 250 mil millones. Seguramente se me escapan muchas y cada uno de los lectores podría agregarme al menos una más a la lista.

Como lo mencioné, la ciudad demanda grandes obras de infraestructura: el sistema de drenajes pluviales, el canal del Dique, la avenida Bicentenario, las obras de mitigación y adaptación al cambio climático, recuperar caños y lagunas, y el plan maestro de movilidad, entre otras.

Más allá de los recursos requeridos, Cartagena debe emprender estas obras a la mayor brevedad y con toda la eficiencia posible. Para ello, debe contar con la capacidad institucional que asegure una buena estructuración de proyectos y una ejecución transparente. Modelos como la Agencia Nacional de Infraestructura y el Programa Colombia Compra Eficiente dan lecciones a la ciudad. No se puede repetir la historia de obras fallidas porque está en juego la sostenibilidad y viabilidad de la ciudad en el mediano plazo.      

 

 

 

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