Mi esposa Gina por mucho tiempo estuvo pensando que sus atrasos menstruales eran porque había quedado embarazada, pero transcurridos varios períodos concluyó que algo raro estaba ocurriendo por cuanto que no se sentía con síntomas de embarazo alguno hasta cuando transcurrido algún tiempo en la ciudad de Bogotá le hicieron un chequeo a profundidad y especialmente con pruebas de visibilidad lateral de ambos ojos y allá le dictaminaron que tenía un tumor en el cerebro y que allá en esa ciudad le podían hacer la delicada cirugía y extraérselo. Fue entonces cuando mi concuñado Eduardo Espinosa que es médico y abogado nos dijo por teléfono que ni se nos ocurriera operarla en Bogotá y que él tenía un gran amigo en Chicago que era médico cirujano con muchas especializaciones que se llamaba Luis Yarzagaray y nos dio el teléfono.
Lo llamamos y él fue muy amable manifestándonos que de ninguna manera dejáramos que la operaran en Colombia que él directamente se comprometía a operarle el cerebro pero en la ciudad de Chicago (USA) y que solo consiguiéramos viajar a esa ciudad para hacer tan delicada cirugía.
Eduardo, tan gentil y generoso nos acompañó en el viaje a esa ciudad. Llegamos a Dallas y de allí volamos a Chicago. De manera generosa nos recibió Luis en esas extrañas tierras para nosotros. Nos acogió y nos alojó en su propia casa que por cierto tenía unos jardines maravillosos y una piscina de agua caliente.
-No se extrañen sin encuentran algún venado porque hay algunos en la zona - nos dijo Luis.
El doctor Yarzaragay la operó y le extrajo el tumor que gracias a Dios era de conformación líquida o sea benigno y más nunca tuvo problemas.
Luis me contó que entró a la Universidad de Cartagena gracias a un doctor Ignacio Vélez que era el vicerrector de la Universidad donde se graduó como médico. Yo le dije “Luis qué casualidad ese Ignacio Vélez era mi papá” y él me replicó: “Como es el mundo de chiquito”. Luis era el jefe de Cirugía y del Laboratorio de Investigación y Microcirugía del Edward Hospital y del MacNeal y desarrolló creativamente una técnica para soldar las arterias de un milímetro con rayo láser y hacía la revasculación cerebral que permite reducir a trece minutos lo que antes se tardaba hasta catorce horas y fue uno de los más reputados neurólogo en la eliminación de tumores en el hipotálamo con rayo láser, técnica muy delicada por tratarse de zonas de muy difícil acceso.
Publicó varios artículos en diferentes revistas científicas, sobresaliendo los trabajos sobre aspectos neuroquirúrgicos de los desórdenes sexuales, tumores de fosa, glicomas malignos con aplicación directa del cerebro y experimentos científicos de efectos del Láser en el útero grávido de la rata, entre otros importantes ensayos.
Luis fue un gran ser humano por su generosidad, integridad y sabiduría como neurocirujano. Hace pocos días falleció en Chicago y le expreso desde acá un cálido abrazo de condolencia a su esposa Everilde, sus hijas y nietos.
rvelezpareja@yahoo.com.co
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