Columna


Yoyó financiero

RUDOLF HOMMES

24 de abril de 2016 12:00 AM

Hasta hace poco menos de un mes, la preocupación de los economistas internacionales no solo era la caída de los precios del petróleo y de otros productos básicos sino la salida de capitales financieros de los países emergentes. Estos ingresaron masivamente a las economías emergentes durante la crisis que comenzó en 2008 en busca de rentabilidad y comenzaron a devolverse en busca de “calidad”, en vista de que los pecios de los productos básicos habían caído y ante la perspectiva de que el Banco de la Reserva Federal (“FED”) subiría la tasa de interés.

Esto no sucedió como se esperaba. El FED ha sido muy cauteloso y titubeó cuando se esperaban alzas definitivas de la tasa de interés, la tasa de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos cayó y en Japón y en Europa el problema es ahora que las tasas de interés son negativas. Todo esto, y una relativa mayor tranquilidad sobre la economía china y la posible estabilidad de los precios del petróleo en un nivel superior al de los meses anteriores moderó la fuga hacia la calidad y se percibe un contraflujo de retorno de los capitales “golondrinas” buscando rentabilidad a los países que fueron los más afectados por el retiro de esos fondos hace unos meses.

Estos países son los que han tenido mayores incrementos de la tasa de interés y mayor depreciación de sus monedas y ofrecen por eso la mayor posibilidad de un rápido retorno a la inversión. Colombia, infelizmente, es uno de ellos porque además tiene halo.

Esto le vino como anillo al dedo a los bancos centrales de esos países que no sabían qué más hacer para controlar la inflación y a los gobiernos angustiados por los crecientes déficits de la cuenta corriente de sus balanzas de pagos que tenían que financiar. A tal punto les ha convenido este alivio pasajero que algunos de los ministros más avispados ya se atribuyen la revaluación de sus monedas como un logro y reafirman que en el segundo semestre caerá la inflación.

Es comprensible que se sientan aliviados porque ganan tiempo y en política, “si uno gana tiempo lo ha ganado todo”. Si se tiene en cuenta que el precio de los TES subirá y también los precios de las acciones, esto parece aplicar a la situación actual de regreso de las “golondrinas”. Pero ellas están prestas a ser las primeras en volar hacia la “calidad” con la primera señal.

La manera de entender este yoyó financiero es que es una “pirámide” no organizada por los que emiten los papeles (TES, acciones, finca raíz) sino los propios inversionistas que le apuestan a ser los primeros en correr, y son los que con seguridad no salen perjudicados en ese esquema. Los que no salen a tiempo las llevan, como en todas las pirámides, y el país es el que paga por los platos rotos cuando se vienen abajo los mercados financieros, se pone el dólar otra vez por las nubes, suben las tasas de interés y cae la tasa de crecimiento de la economía. Eso sucederá, pero no se sabe cuándo.
 

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