Dice Xavier Sala -I Martín, creador del índice global de competitividad, que mucho de lo que esperamos sea corregido por organismos multilaterales no va a enderezarse por los mismos debido a que estos se diseñaron en una época distinta a la actual, para atender problemas dominados por imaginarios políticos anacrónicos.
Él llama a este proceso de caducidad regulatoria que diezma la calidad de las políticas “zombificación institucional”. Señala con esto que debido a la falta de reforma de organismos creados hace décadas para atender un orden mundial distinto, estos caminan como los Zombies del video de Triller; es decir, humanos muertos guiándose sensorialmente. Un Zombie es un muerto viviente, como decía una canción de Alaska y Dinarama.
Pues bien, creo por todo lo que he escrutado de nuestra realidad urbana en diversos estudios del Banco de la República, Odesdo, Universidad Tecnológica de Bolívar, entre otros; además de, prestando atención a lo dicho por analistas del desarrollo urbano y la geografía económica en lo tocante a la calidad y pertinencia del diseño institucional, que de lo que más adolecemos los cartageneros es de institucionalidad pública para el desarrollo. Muchos creen que con hablar de mejorar la inclusión social, la participación, o el asistencialismo, automáticamente abrazaremos la prosperidad local. Pues no.
Eso tiene poco que ver con lo que necesitamos y más bien es un lugar común, un expediente fácil al que apelan muchos que hacen vida política. Creo que mejor medida de racionalidad pública es detallar lo que ha sucedido por ejemplo con la creación de tanto ente descentralizado en la ciudad y si el enorme gasto que representan ha servido para corregir la menesterosidad social, y, si no han sido, más bien, patrias libres que predisponen malos manejos; o si la existencia misma de la Secretaría de Participación Ciudadana y el PES no es en sí una disfuncionalidad dada la dualidad de funciones; o, para qué una entidad de seguridad si ni siquiera el 30% de las cámaras sirven; igualmente, tanto esfuerzo disperso en materia de juventud cuando la ley 1622 ordena que esté bajo una cabeza; asimismo, una entidad de vivienda que ha malgastado miles de millones sin hacer mayor cosa en el área.
Las políticas, como las teorías, deben evaluarse por resultados (Dewey) e históricamente en Cartagena lo que hay no ha convertido en clase media a los desplazados o a los sisbenizados. Por ello, juzgo, muchas instituciones distritales son Zombies, muertos vivientes, que no corregirán nada y nuestro deber es reformarlas.
*Concejal Partido Cambio Radical
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