Columna


¡Charreteras al agua!

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

11 de julio de 2010 12:00 AM

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

11 de julio de 2010 12:00 AM

No hay país en Latinoamérica donde las fuerzas armadas gocen de tanta favorabilidad como Colombia. Nuestros policías y soldados se ganaron tal reconocimiento gracias al profesionalismo y entrega contra el narcotráfico y sus engendros: la guerrilla y el paramilitarismo. En tal sentido, nos parecemos a los Estados Unidos donde el respeto por la bandera, el himno, y por quien porte un uniforme militar, es superlativo. Los analistas políticos coinciden en que un candidato será exitoso en la medida en que sea más conocido y más reconocido. Es decir, el aspirante debe “existir” en la mente del votante y con “favorabilidad” alta. Nuestros altos militares gozan de ambos atributos y bien podrían cambiar sus charreteras por la corbata para lanzarse, como patos, al agua electoral, siempre y cuando consigan una maquinaria política o un movimiento ciudadano que los respalde (no se llega sólo con buena imagen). Hace parte de este grupo el ex Almirante Arango Bacci, víctima de un montaje plenamente demostrado por la justicia, sin hallar “culpables” (o ¿“no era conveniente” hallarlos porque sus eventuales victimarios tenían charreteras?). En la campaña presidencial pasada se mencionó que él militaba en las toldas de Noemí pero resultó ser, al parecer, un “falso positivo”. En Cartagena, donde carecemos de líderes serios, carismáticos y con ejecutorias probadas (Juegos Centroamericanos), Arango Bacci tendría un panorama electoral despejado. El general Naranjo, de lejos el mejor orador en nuestras Fuerzas Armadas, con una presencia impecable y hoja de vida limpia, también está maduro para la aventura electoral, tras su retiro. La que pudo ser la única mácula en su palmarés (la sindicación de su hermano en narcotráfico, hace muchos años) fue una prueba superada por el General, con dignidad y lealtad a la Ley que juró cumplir, al exigir que le cayera todo el peso de la justicia, sin importar el grado cercano de consanguinidad del implicado. Freddy Padilla, merecido General de 4 soles, héroe desde donde se le mire, es el más opcionado para nadar con éxito en el agua electoral tras su retiro forzoso por tener 62 años de edad. Los medios (como El Universal de junio 30) anunciaron su posible lanzamiento, a partir del 7 de agosto, a la Gobernación del Atlántico o la Alcaldía de Barranquilla, junto con la desconocida ex fórmula presidencial de Vargas Lleras, Elsa Noguera; con el apoyo de la U y Cambio Radical, respectivamente. Las respuestas estereotipadas del General Padilla, a la noticia, confirmarían esa intención: “cada día trae su afán” y “yo juré servirle a Colombia hasta el día de mi muerte”. De llegar a cualquiera de esos cargos, él tendría poder de decisión en el megaproyecto del aeropuerto entre Cartagena y Barranquilla, cuestionado por innecesario hoy; además de favorecer a una familia política constructora. Como comandante de las Fuerzas Armadas, el General Padilla ya había tomado partido a favor y podría ratificarlo, si es elegido, para no contradecir a su mentor político (familia de marras). Al General Padilla le deseamos el mismo éxito electoral que anhelamos para Arango Bacci y Naranjo; en su caso, él tendría que ser independiente en extremo para no convertir la gloria de las operaciones “Jaque”, Fénix” y “Camaleón” en un parte positivo de la operación “Name”. *Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial restrepojaimea@gmail.com

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