Columna


¿Cuál es la Cartagena que soñamos?

ILIANA RESTREPO HERNÁNDEZ

18 de febrero de 2010 12:00 AM

ILIANA RESTREPO HERNÁNDEZ

18 de febrero de 2010 12:00 AM

El catalán Tony Puig es ante todo un soñador, un inspirador, alguien que soñó en grande a su ciudad. Pero lo más importante: lo dejaron soñar, lo oyeron y lo acompañaron. A diferencia nuestra, que despreciamos a los soñadores y los vemos como simples charlatanes que no conocen los límites de la realidad. No señores, a los soñadores hay que tenerlos cerca, muy cerca de los ejecutores; sin soñadores no hay grandes proyectos. Sin utopías no encontraremos metas que ejecutar. El deseo de cortar cintas inaugurales, les impide a nuestros gobernantes pensar en grande. El afán de protagonismo los hace aprobar obras pequeñas y de corto plazo. Esta mezquindad les impide ver más allá de los pocos años que dura su mandato, y si quedan obras inconclusas, el siguiente no las termina, o las termina de cualquier manera, para iniciar las “propias”, como si los proyectos de ciudad fueran suyos y no de todos los ciudadanos. ¿Cuándo vamos a empezar a planear la Cartagena que soñamos? ¿Cuándo la vamos a soñar en grande? Como nos decía Puig, hay que pensar con metas de 15 ó 20 años adelante, para iniciar ya el proceso de construir esa ciudad soñada. Pero tenemos que ponernos de acuerdo en la ciudad que queremos. Lo decía muy bien Puig, si seguimos insistiendo en ese cuento de la ciudad fragmentada, la de mostrar y la de esconder y no nos damos cuenta de que esa es la historia más peligrosa y dañina que nos hemos inventado, nunca pensaremos en la ciudad como un todo. Hay que construir megaobras en todos los rincones de la ciudad: no sólo en el Centro histórico y en la ciudad turística. Las alamedas, las ciclorrutas, los paseos peatonales, los parques, las bibliotecas, los centros culturales, los museos, regados por toda la ciudad. ¿Por qué insistimos en construir una ciudad de pobres para los pobres, y de ricos para ricos? ¿Por qué no creer que seamos capaces de construir una ciudad que podamos recorrer y mostrar con el mismo orgullo por todas partes? Soñemos en grande. Cartagena bien podría ser, como me dijo alguien, la Aviñón del Caribe y América. Inspirémonos en esta ciudad francesa con la que tenemos coincidencias: “Aviñón no es solamente un centro administrativo, sino un escaparate artístico y cultural de primer orden. Es una villa de rico patrimonio protegido, como lo demuestra la declaración, en 1995, del centro de Aviñón como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.” La ciudad cultural por excelencia, la ciudad de los grandes festivales todo el año, la ciudad donde siempre esté aconteciendo algo. La ciudad que convoque lo más granado del arte del mundo en todas sus disciplinas. Para esto necesitamos construir los grandes escenarios y empezar a apropiarnos de este sueño. Y después, bienvenidos los ejecutores. Pero empecemos ya a pensar en grande o no llegaremos nunca a la meta. Alguien decía: “si quieres llegar a sacristán, tienes que aspirar a Papa”. Los invito a que creemos un grupo de idealistas, que sin pudor soñemos a Cartagena en grande. Sueños que incluyan a toda la ciudadanía, para que los avalen, y sean entregados a los ejecutores para su desarrollo. *Directora del área de Internacionalización de la UTB, Estudiante de Literatura de la UNAB. Iliana.restrepo@gmail.com *Rotaremos este espacio entre distintos columnistas para dar cabida a una mayor variedad de opiniones.

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