Columna


¿De quién es el Centro Histórico?

ALFONSO MÚNERA CAVADÍA

02 de septiembre de 2009 12:00 AM

ALFONSO MÚNERA CAVADÍA

02 de septiembre de 2009 12:00 AM

He leído con mucho interés el editorial de este periódico de ayer martes, cuyo sugestivo título “¿Qué será del Centro Histórico?” parecía anticipar una reflexión de fondo sobre un tema muy complejo y sobre el que los cartageneros han venido discutiendo desde hace varios lustros. Lo primero que debo decir, con toda franqueza, es la decepción que me produjo la lectura de sus conclusiones, algunas de las cuales, por supuesto, no comparto. En particular la que me permito reproducir de manera completa: “”Sólo en los últimos cinco años empezaron a convertirse en acciones los sueños de rescatar, embellecer y organizar la ciudad amurallada, estableciendo claramente y haciendo cumplir los usos de edificaciones, plazas y calles. “Sin embargo, hay mucho por hacer, casi podría decirse que hay todo por hacer. “Una de las principales maneras de reducir la depredación en el Centro Histórico sería disminuir la afluencia exagerada de personas a este sector, por causa del trabajo, de los estudios o de gestiones ante entidades oficiales, que con su caótico y descuidado desplazamiento en carros, motos o a pie, son una carga pesada y perniciosa.” Este último párrafo ameritaría un análisis de mayor profundidad sociológica, que desafortunadamente no puedo hacer en tan pequeño espacio. De modo que me limitaré a unas dos o tres observaciones. En primer lugar, no sé con certeza a qué llama el editorialista “afluencia exagerada de personas”. Sería interesante saber a partir de qué número le parece a él excesiva la presencia de cartageneros en el Centro. De lo que estoy seguro es de que no se refiere a la “afluencia exagerada” de turistas a fin de año. En segundo lugar, tengo la impresión de que volvemos al mismo viejo tema: al sueño de algunos empresarios del turismo de que el Centro esté destinado para el disfrute de los turistas y no de los cartageneros. Tesis, además, completamente equivocada. Si algo le da identidad y singularidad al centro colonial no son sus edificios y murallas sino la presencia viva de los cartageneros comunes y corrientes en sus calles. El día que se elimine su presencia, por considerarla “una carga pesada y perniciosa”, el Centro se convertirá en un espacio vacío. Lo que da gusto en ciudades como París, Sevilla o Nueva York es caminar al lado de sus gentes. En tercer lugar, no debería olvidar el editorialista que la ciudad nos pertenece a todos. Y que casi el único contacto que tienen los habitantes de la otra ciudad con su viejo centro es precisamente porque aquí vienen a estudiar y porque todavía existen negocios en los que pueden comprar a precios accesibles. De modo que la solución no es terminar de sacarlos. Lo que habría que hacer es comenzar a enderezar lo que la corrupción consentida produjo en materia de desorden urbano y de suciedad, y, por el contrario, facilitar que más cartageneros vengan al Centro para que aprendan a amarlo y respetarlo. Insisto en que los cartageneros tenemos la obligación de debatir públicamente qué es lo que queremos que sea el Centro Histórico. Cualquier decisión debería contar con la participación de la comunidad. A fin de cuentas, el Centro es nuestro, es decir de quienes habitamos Cartagena. *Historiador. Profesor de la Universidad de Cartagena. alfonsomunera55@hotmail.com

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