Concluye marzo y evocamos la celebración del día de la mujer (aunque un poco tardíamente), sin olvidar a las mujeres que tienen mando. Las cifras en cuanto a la participación del género femenino en el mundo laboral en Colombia son alentadoras, cada vez mayor, pero queda mucho camino por recorrer. En los últimos resultados (noviembre del 2009 a enero de 2010) de la encuesta de hogares del DANE, las mujeres representaron una tasa global de participación del 51,2% en el mercado laboral, o un aumento con respecto al mismo período del año anterior, que fue de 45,7%. Esto podría indicar un mayor espacio de participación laboral femenina, sin embargo es necesario mirar las cifras con detenimiento. La tasa de ocupación para hombres es de 67,2%, mientras que para las mujeres es de 43%; también es claro que la tasa de desempleo de los hombres (9,7%) es menor que las tasa de las mujeres (16%). Lo que en últimas da un indicio de la transformación del espacio laboral para las mujeres, pero aún falta mucho por hacer, pues estas últimas cifras dan una idea de las preferencias de género al contratar. El papel de las mujeres en la economía mundial ha venido cambiando. Hoy no sólo son las jefas del hogar, sino que al mismo tiempo se desarrollan en labores múltiples, gracias a su no despreciable capacidad de ser poli funcionales. Por supuesto, esta habilidad ha hecho que su rol cambiara en pocos años. Esto lo demuestra el DANE: la principal posición ocupacional para hombres y para mujeres fue la de trabajador por cuenta propia, con participaciones de 45,5% y 41,7% respectivamente, evidenciando que la opción para los colombianos es el emprendimiento y la creación de su propia empresa, actitud que va más allá de los géneros. Sin embargo, cifras como que la categoría de empleado doméstico representó 8,8% de las mujeres ocupadas, mientras que para los hombres representó el 0,3%; o la categoría de empleado sin remuneración, en las mujeres (8,0%) prácticamente dobló la de los hombres (4,3%), o inversamente, en la categoría de patrón o empleador, los hombres (6,5%) doblan a la cantidad de mujeres (3,2%), mostrando que persisten grandes disparidades en la remuneración percibida por las mujeres. Es de aclarar que no es la intención de este escrito quejarse por la situación de disparidad; soy de las que pienso que los espacios se ganan, y creo que -en parte- esto es lo que muestran estas cifras, pues si retroceden unos años, ¿será que existía por lo menos la intención de mirar estas cifras desglosadas por género? ¿Será que años atrás se miraba a la mujer como motor de emprendimiento? ¿O será que hace unos años atrás mujeres tomaban el mando de las naciones o de las empresas? Obviamente no me imagino a una sociedad liderada únicamente por mujeres o el 100% mujeres al mando, pero sí una sociedad en equilibrio, en que las mujeres de Venus se desarrollan profesionalmente y son autónomas; y los hombres de Marte trabajan en compañía de ellas. Para cumplir con este objetivo las empresas juegan un papel fundamental, pues la diversidad es vital para construir organizaciones innovadoras y con grandes ventajas competitivas que se generan con una visión integrada, con una visión multigénero. *Docente Universidad Tecnológica de Bolívar nhuertas@unitecnologica.edu.co
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