El país parece que viviera de escándalo en escándalo y como si no hubiera tantos, el que flota ahora en el ambiente, el del Agro Ingreso Seguro, es uno de esos de marca mayor. Para comenzar, es bueno decirles a los lectores que este programa del Ministerio de Agricultura fue creado mediante la ley 1133 del 2007, que según un boletín de la época, tenía como objetivo específico “ratificar el compromiso de apoyar a la población rural y su desarrollo”. Todo en el papel cabe, decía mi abuelo, quien no se equivocó nunca, por cuanto, en este país, como ustedes ya lo saben hecha la ley, hecha la trampa. En el citado decreto se establece además, que quienes más derecho tienen para aspirar a los créditos o subsidios, son los pequeños productores del país, teniendo en cuenta la índole de la ley de “ayudar al desarrollo, restablecimiento y recuperación del sector agropecuario”. Pero no ha sido así. La prensa por estos días se ha ocupado con suficiencia de publicar quienes han sido los mayores beneficiarios de los recursos asignados a este programa, políticos, senadores, reinas de belleza, gerentes de bancos y corporaciones, altos funcionarios del Estado, en fin, gente de cuello blanco que de una manera u otra tienen su solvencia. Dudo, al igual que muchos, que quienes aparecen en estos listados con los bolsillos llenos del Agro Ingreso seguro hayan tenido alguna vez un cultivo de arroz, maíz, trigo o yuca delante de sus ojos. No obstante todo esto, quienes han salido campantes y sin ningún temor a defender los créditos entregados han sido los mismos funcionarios del gobierno, con el Presidente Uribe y su ministro de agricultura a la cabeza. Por allá lejos vemos el anuncio de la Contraloría “de investigar las posibles fallas en la adjudicación de los créditos”. Perdonen que me ría o simplemente haga un gesto incrédulo, muchos como yo dudamos de esas investigaciones que no conducen a nada. Y es que el Agro Ingreso Seguro maneja una cartera anual de casi $500.000 millones de pesos, no es cualquiera cosa. Razón tienen pues los colombianos de indignarse, exigir una explicación y en el mejor de los casos pedir a quienes han recibido esos subsidios devolverlos, otra gente más vinculada con el campo los necesita. Casi por lo mismo los colombianos asistimos en años pasados al sepelio de la antigua Caja Agraria. Mientras el campesinado de hacha y azadón tenía que hacer largas colas y entregar papeles y más papeles para recibir un mísero crédito, fueron los políticos, los recomendados de los altos funcionarios del gobierno y las gentes de alguna posición social, quienes se beneficiaron con los dineros de la extinta Caja. Nunca los devolvieron, jamás se pudo recuperar un peso de ese despilfarro. Me gustaría saber cuánto dinero, que tantos subsidios para la agricultura o la ganadería ha sido destinados para apoyar a los productores agropecuarios de la Mojana, el San Jorge, las sabanas, o los Montes de María, zonas de mi departamento que necesitan hace tiempo la mirada y el esfuerzo del gobierno central. Regiones que esperan les tiendan la mano, lugares de los cuales se han olvidado y que esperan ansiosamente que el Estado extienda su ayuda, *Premio Consagración Periodística 2001 Bromayserio@hotmail.com
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