Hoy Colombia elige al Presidente para los próximos cuatro años. Será la decisión más importante, por lo que el Mundial de Fútbol no debe impedir que los buenos ciudadanos ejerzan su deber de votar en libertad. El poder que daremos no es para ser definido sino ejercido. Ello demanda hablarle con realismo y esperanza al nuevo presidente, indicándole el modo como queremos que ejerza el poder que Colombia le confiere. En primer lugar hay un poder del puño, que se distingue por su autoritarismo. Es el que se concentra en una sola mano siempre cerrada. Por naturaleza es exclusivo y excluyente. Censura lo divergente y castiga las contestaciones. Desconfía de los ciudadanos y gobierna infundiendo miedo. La única relación que admite es la adhesión acrítica y el servilismo. Los regímenes dictatoriales corporifican el poder del puño. Aquí queda bien la foto de Chávez. No lo enfrente…; no se desgaste…; simplemente, no se le parezca. Luego está el poder de manos abiertas. Es el poder paternalista. Quien lo posee lo delega a otros para mantener el control y la hegemonía. La mano abierta da palmaditas que facilitan la adhesión. Las organizaciones sociales, populares y de base son incentivadas con tal de que no tengan proyecto propio y acepten engancharse al de los grupos dominantes. Es el poder que ha predominado en Colombia. Finalmente, está el poder de manos entrelazadas. Es el poder participativo y solidario, representado por muchas manos que asumen la corresponsabilidad social. El proyecto y sus resultados son de todos. Las organizaciones son autónomas, pero se relacionan libremente con otras para alcanzar objetivos comunes. Es un poder que sirve a la sociedad en lugar de servirse de la sociedad para otros fines. Es el poder pretendido por la democracia. Solamente este poder posee tenor ético y sólo a él puede llamársele autoridad. Qué bueno que Usted pudiera usar su poder para potenciar el poder de todos. Es el poder-servicio, instrumento de las transformaciones. Permítame, para imponer límites al poder que siempre quiere más poder, algunas recomendaciones sanadoras: no le tema al control del ordenamiento jurídico que esté sujeto al bien común. Valore en gran manera los procedimientos de elección de quienes nos representan. Tenga en gran estima la división de poderes, para que uno limite al otro. Rote los puestos de poder para evitar el nepotismo y el mandarinismo. Acepte la crítica externa, haga su rendición de cuentas y evalúe el desempeño de su equipo. Acepte la oposición. Ella le ayudará a ser transparente. No olvide que el poder tiene símbolos, pero no títulos que oculten su carácter de delegación y servicio. Sea magnánimo con el perdedor, no se ensañe con él y valore sus señales positivas. Colombia quiere recordarlo como un Presidente que reforzó el poder de la sociedad y propició la participación. No olvide el carácter simbólico de su cargo. Usted representa ideales de justicia, equidad e integridad ética y le pedimos que en lo público y en lo privado viva conforme a estos valores. Por último, no olvide que quienes ambicionan excesivamente el poder son los menos indicados para ejercerlo. San Gregorio Magno, Papa y alcalde de Roma, decía: “Usa sabiamente el poder quien sabe gestionarlo y al mismo tiempo sabe resistírsele”. *Sacerdote y sociólogo, director del Programa de Desarrollo y Paz de los Montes de María. ramaca41@hotmail.com
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