Columna


Alcaldadas sin límite

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

19 de septiembre de 2010 12:00 AM

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

19 de septiembre de 2010 12:00 AM

Los estudiantes de la Universidad Tecnológica, trabajadores de Tenaris y habitantes de ese sector vital de Cartagena, pagaron los platos rotos de la alcaldada del burgomaestre de Turbaco, al prohibir la circulación libre de buses por la “trocha” que pasa por allí (la debe reparar ese municipio), como retaliación a la aplicación, por parte del DATT, de un Decreto Nacional expedido hace 9 años que obliga a los buses intermunicipales llegar a las terminales de transportes en todas las ciudades. La impotencia de los afectados, obligados a caminar grandes distancias, desnuda la necesidad que tiene Cartagena de armonizar sus políticas de ordenamiento territorial, movilidad, inversión social e infraestructura, con los municipios cercanos que le sirven de “ciudad dormitorio”: Turbaco, Turbana y Arjona. Es imperativo crear con ellas un área metropolitana (AM) bien definida, como tiene Medellín desde 1980; Bucaramanga (1981); Barranquilla (1981); Cúcuta (1991); Pereira (1991); Valledupar (2005); y otras reconocidas pero no configuradas: Bogotá, Cali, Popayán, etc. La Ley Orgánica de Aéreas Metropolitanas (1994) exige a los municipios que pretendan ser integrados alrededor de un municipio núcleo o metrópoli, Cartagena en este caso, estar “vinculados entre sí por estrechas relaciones de orden físico, económico y social; y que requieran una administración coordinada de su desarrollo y racional prestación de sus servicios públicos”. Lo cumplen, con creces, los 3 municipios mencionados. Para evitar la alcaldada de Curi en 1998, que pretendió crear una AM absurda que uniría a Cartagena con 10 municipios tan lejanos como Mahates y Marialabaja, esta vez el proceso debe ser responsable. Aquel embeleco iba acompañado de una sobretasa predial del 2 por mil para pagar su funcionamiento (las AM son burocráticas). Por fortuna no prosperó (sólo votó a favor 3,8% del censo electoral). Otra condición “sine qua non” para una AM es que todos los municipios tengan similar madurez política: difícil cumplirlo en alcaldías y concejos de poblaciones pequeñas, tan vulnerables a ser cooptados por políticos corruptos y personajes poderosos con intereses particulares en tierras, contratación pública, etc. La jugada reciente de Turbana, al pretender captar los tributos de las empresas más importantes de Mamonal (si fallan a su favor), ¿es un “hecho aislado” o una estrategia de aquellas fuerzas oscuras? Sería ridículo que un municipio con escasos 18.000 habitantes se quede con los tributos que beneficiarían más de un millón de cartageneros por una alcaldada, ¿patrocinada? En la práctica, las AM buscan “borrar” los límites territoriales, armonizando la planeación, inversiones y políticas públicas para asegurar un crecimiento ordenado y monolítico, sin canibalismos entre los municipios conurbados. Ahora bien, si Turbana, Turbaco y Arjona se avispan, y expiden sus propios Estatutos Tributarios con tasas muy inferiores a las de Cartagena, Planes de Ordenamiento Territorial “dadivosos”, normatividad ambiental más laxa y elimina las sobretasas, podríamos repetir la experiencia de Bogotá, que perdió en los últimos años miles de millones de pesos por la relocalización de industrias hacia municipios cercanos, más atractivos para vivir y crear empresas…; por el efecto búmeran de una alcaldada de la metrópoli. *Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial restrepojaimea@gmail.com

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