Columna


Asuma el Congreso el control político

JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO

11 de noviembre de 2009 12:00 AM

JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO

11 de noviembre de 2009 12:00 AM

El control político implica que el Congreso, en el nivel nacional, y las asambleas y concejos en el nivel departamental y municipal -esto último a partir del Acto Legislativo 1 de 2007-, actuando a nombre del pueblo, están llamados a pedirle cuentas al Gobierno y a la administración; a verificar sus actos; a preguntar; a indagar sobre las políticas adelantadas y sobre las tareas emprendidas; a conocer a fondo, escudriñar y discutir acerca del ejercicio de las funciones, mediante citaciones a los ministros, directores de departamentos administrativos, representantes (y en los departamentos y municipios, a los secretarios) para establecer responsabilidades políticas por la gestión y los resultados obtenidos; por las acciones y las omisiones. Y a aprobar, si es el caso, moción de censura. Eso es lo que realmente justifica la existencia de los cuerpos colegiados. En la democracia, el control político en cabeza del Congreso o del Parlamento, constituye uno de los signos de su verdadera existencia. Un Congreso que no ejerce el control político no le cumple a su electorado, y traiciona los principios democráticos, ya que una democracia sin control político; sin frenos y contrapesos, no es una democracia. Puede pasar fácilmente a ser una dictadura. Por eso, a los demócratas nos preocupa ver al Congreso postrado ante el Gobierno, como si fuera una dependencia del Ejecutivo; dócil y frágil; o fácilmente “comprable” o “sobornable” por los agentes oficiales. Ahora tiene el Congreso colombiano más de una oportunidad de ejercer el control político, y de levantar la cabeza. Y si no, ¿qué les van a decir los congresistas a sus electores el año entrante? Por estos días se han presentado en el Congreso varias oportunidades de ejercer el control político, una de sus funciones constitucionales básicas que normalmente no está entre sus actividades favoritas. En efecto, además de los debates que se adelantan respecto a la moción de censura para el Ministro de Agricultura por el escándalo de A.I.S., los presidentes del Senado y Cámara han recibido de manos del Gobierno el texto del Convenio firmado con los Estados Unidos sobre la instalación de bases militares para ese país en nuestro territorio. Por cierto, el Ministro del Interior y Justicia, como haciendo una crítica a los críticos del Convenio, dijo que ahora podían dejar de “adivinar” su contenido. Ésta en realidad es una autocrítica, por cuanto, si todo el mundo estaba “adivinando” la materia del Convenio, ello ocurría porque el Gobierno no lo había mostrado. Y ha debido mostrarlo antes y no después de firmarlo. Obviamente, como lo hemos dicho, ese control político en el caso de los Tratados internacionales se ejerce a través de la aprobación o improbación del respectivo instrumento. Si el Congreso lo aprueba, dicta una ley que debe ir después al control jurídico por parte de la Corte Constitucional. En este y en otros asuntos el Congreso debe asumir su función y ejercer el control político. *Abogado jgh_asist@hotmail.com

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